Javier Gafo (1936-2001), científico español experto en bioética
Y el Premio Nobel de Medicina de este año es para... El británico Robert Geoffrey Edwards (desconozco en realidad cuán plausible fue en el mundo esta designación).
Hace tan sólo algunos días, la Nobel Foundation, como estila anualmente, otorgó los mayores reconocimientos a los que un ser humano, en las áreas de física, química, fisiología o medicina, literatura y paz, puede acceder en su carrera de vida. Y en esta ocasión, como regularmente acontece, la polémica hizo su triunfal aparición, al poner en boca de muchos individuos alrededor del orbe la discusión sobre el tema.
La pregunta es muy sencilla: ¿a qué se debe tanto sobresalto y disparidad de criterios, posteriores a la entrega de este galardón? Debido a que la "aportación" (entrecomillo el vocablo en función de la discrepancia de opiniones, no por parecer sarcástico) que llevó al citado científico británico a ser acreedor del Premio Nobel en el área de fisiología o medicina fue: la fecundación in vitro.
Sin abordar muchos detalles, el proceso de la técnica conocida como fecundación in vitro (FIV) es el siguiente: se extraen ovocitos maduros y semen, que contiene espermatozoides, de la mujer y el varón, respectivamente; luego de ello, en un medio líquido, como puede ser aceite mineral, los ovocitos son fecundados por los espermatozoides; finalmente, el ovocito que fue fecundado se implanta en el útero de la mujer, esperando se desarrolle el producto hasta llegar al nacimiento de un ser humano.
Como es posible notar, el hecho de que este proceso sea completamente distinto a la manera "tradicional" de engendrar vida humana, ha generado posturas ideológicas que van desde un liberalismo hasta un conservadurismo extremos, donde incluso la religión ha jugado un papel preponderante en sociedades como la mexicana, en la que los prelados de mayor peso intervienen constantemente en la opinión sobre temas tan polémicos como el aborto, donde también se involucra a la vida como eje central, mismos que tienen resonancia en muchos sectores del país.
Teniendo este panorama sobre la citada técnica de reproducción asistida, resulta preponderante analizar sus repercusiones en la vida humana, y para ello es necesario revisar los fundamentos de la bioética, pero antes de ello vale definir dicha ciencia, que según la Encyclopedia of Bioethics es "el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los valores y de los principios morales".
Y bien, estos principios a los que remite tal definición son los de: justicia, no maleficencia, beneficencia y autonomía. Sin embargo, poder conjuntar perfectamente los cuatro principios para aplicarlos a un caso específico, resulta una verdadera hazaña, casi imposible de lograr, por muchísimos factores.
Ante ello, dadas las condiciones que vivimos en esta sociedad posmoderna, el principio más recurrido ha sido el de autonomía, aludiendo a la pluralidad de individuos y de ideas; y por obvias razones, no existe una postura ética común que pueda ser asumida por todos los miembros de alguna sociedad y en la que todas las personas se muestren totalmente de acuerdo. Releyendo esto, uno pudiera pensar: ¿Qué no somos totalmente libres para realizar los actos que deseemos, siempre dentro de los límites que el marco jurídico estipula? Vaya dilema que va más allá del análisis de la libertad individual.
El mundo se transforma a una velocidad verdaderamente impresionante, promovida sobremanera por la ciencia (en sentido amplio), pero existen valores que nunca podrán transformarse, como la vida; y en la medida que se va perdiendo respeto a ella, la sociedad se deshumaniza. Por ello, es necesario reflexionar sobre la conveniencia de promover otra manera de nacer, ¿o permaneceremos inertes ante tales situaciones que afectan de manera indirecta a toda la humanidad?
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