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Padres ausentes

El rol del hombre en la familia

Padres ausentes

Padres ausentes

Sergio Sarmiento

Los padres mexicanos suelen ser personajes ausentes. En algunos casos lo son simplemente porque no viven en la casa familiar y no se preocupan por lo que ocurra con sus hijos. Como animales silvestres, piensan que su responsabilidad se termina con la procreación, la cual asegura la preservación de una parte de sus genes. De hecho el número de niños mexicanos que nacen y crecen sin tener nunca una imagen paterna a su lado es enorme. Y lo que nos dicen los estudios sociológicos es que estos niños enfrentarán problemas a todo lo largo de su vida.

En otros casos los padres sí están físicamente presentes, pero emocionalmente bien podrían estar del otro lado del mundo. Son padres que rara vez ven a sus hijos, que nunca tienen actividades con ellos, que piensan que darles un abrazo o un respaldo emocional es algo que está más allá de su capacidad.

Este padre ausente es una gran tragedia mexicana. Se ha visto compensado por la fuerte presencia de las madres en nuestro país, las cuales asumen el papel de padre así como el suyo propio y buscan sacar a sus hijos adelante a como dé lugar.

Los padres mexicanos desempeñan, quizá sin saberlo, un papel que los hombres tuvieron en tiempos de la más remota antigüedad. Antes del neolítico y del inicio de los asentamientos humanos en torno a los primeros campos agrícolas, los hombres se dedicaban a la cacería e iban dejando su semilla en mujeres que encontraban en el curso de sus correrías. No había entonces una conciencia clara de cuál era el papel del padre en la procreación. Un acto sexual realizado nueve meses antes no parecía tener relación con el nacimiento de un niño.

El hecho de que los padres verdaderos estuviesen ausentes no significaba que no hubiera una figura paterna en las familias de aquel entonces. La estructura familiar se montaba en torno a la madre o a la abuela que vivía rodeada de sus hijos. Los tíos, que también salían a cazar y tenían relaciones sexuales con mujeres que encontraban, regresaban al hogar en el que representaban la figura paterna para la familia.

La sociedad ha cambiado mucho desde esos tiempos que se remontan a 10 mil años o más. Ya no somos seres silvestres que podamos ir sembrando nuestra semilla sin tener conciencia de lo que sucede después con los hijos. El origen de la agricultura obligó a los padres a definir una línea clara de descendencia para saber que sus hijos se harían caro de los cultivos y propiedades del padre. Esto llevó a la constitución de la familia patrilineal que hoy conocemos.

El problema es que esta estructura familiar sólo puede sobrevivir con un padre presente y preocupado por sus hijos. Los tíos tienen hoy sus propias familias y no pueden hacerse cargo, más que en situaciones excepcionales, de los hijos de sus hermanas. Los estudios sociológicos que se han hecho nos revelan que las familias sin padres tienen mayores posibilidades de tener hijos con problemas de comportamiento y de aprendizaje.

México necesita fortalecer su estructura familiar. De otra manera, no podremos crecer y prosperar de manera sólida. El gran reto que enfrentamos es el de lograr que los padres tengan una mayor presencia física y emotiva en la vida de los niños. Las mujeres no pueden serlo todo: madres, padres, protectoras y proveedoras de un hogar.

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