Nuestros políticos nacionales hacen que vivamos en un país lleno de paradojas y contrasentidos, diga usted apreciable lector si estoy en lo cierto o no: el partido que acusó al presidente Calderón de haber participado en "una elección de Estado", que además -según su decir- se caracterizó por el "fraude electoral", de la que emanó un "presidente ilegítimo"; hoy a 40 meses de distancia, no sólo lo reconoce sino también se alía con su partido, el PAN en la búsqueda de varias gubernaturas.
El presidente Calderón, que como candidato se comprometió a ser un jefe de Estado que promoviera el empleo, hoy no sólo ha incumplido su principal oferta de campaña, ha dejado a un lado la jefatura de Estado -que debiese estar llena de una visión de gran calado- para erigirse al estilo del viejo PRI -que tanto criticaron- en jefe de partido, en busca de coaliciones que debiliten al tricolor rumbo al 2012.
Es decir, al dirigir a través de sus personeros la coalición con el PRD -partido que hizo todo lo posible violenta y legalmente para impedir su toma de protesta- va en busca de un triunfo electoral en Oaxaca y Durango, sólo que de paso entrampa las negociaciones en el Congreso de las reformas deseables y hasta las posibles.
Hoy, la confiabilidad de los actores políticos en los funcionarios gubernamentales federales está por los suelos, pues están como "La Chimoltrufia": como dicen una cosa, dicen otra, y quebrantan la palabra empeñada a través de su interlocutor más valido, el secretario de Gobernación, ello explica nítidamente la renuncia a su rancia militancia en el partido albiazul.
Mientras nuestros partidos políticos van en búsqueda del poder, de la defensa de sus intereses y cotos de poder, se olvidan de entregar resultados positivos y se alejan cada vez más del electorado, que con tristeza ve cómo otros países avanzan en la competitividad, que aquí nuestros políticos nos regatean.
Nuestros políticos pareciesen tener sus ojos puestos en las elecciones, no en resolver el problema del desempleo o en enfrentar con una clara estrategia de unidad, el problema de la pobreza extrema o el de la inseguridad pública, que día a día avanzan lacerando a miles de mexicanos.
Por eso, porque tenemos una clase política insensible a los grandes reclamos nacionales, es que el viejo Filósofo se refugia en ese don de vida llamado sentido del humor y en su flor más generosa, la risa; ambos tienen la magia de la vida de hacer que, al parodiar o reírme de la política, me olvide de que es más dañina que una patada de mula en "salve sea la parte".
Lo del humor en la política, me recuerda la ocasión en la que el líder de una fracción parlamentaria en el Congreso de la Unión, había citado a todos los medios para dar una conferencia de prensa, la que se desarrollaba sin ningún contratiempo, de repente el afamado periodista "El Chuy" Hernández, le pregunta:
-Señor diputado, y en el tema de la inseguridad ¿Cómo van, cree usted que exista en el país una crisis de seguridad pública?
-Miren -dice el diputado carraspeando la voz- la verdad es que desde el Congreso mexicano hemos mandado hacer un estudio con un grupo de especialistas y déjenme decirles, que en nuestro país realmente sólo hay seis personas que sufren crisis de seguridad pública.
-¿¡Sólo SEIS personas!? -Preguntan en coro los periodistas.
-¿Y nos puede decir quiénes son?
-Claro -responde el diputado: YO, TÚ, ÉL, NOSOTROS, USTEDES Y ELLOS.
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