Doctor: la verdad es que estoy muy nervioso y no sé por dónde empezar. Esta es mi primera sesión de psicoterapia con usted, y le confieso que estuve a punto de no entrar y de cancelar mi cita.
*Eso es muy común y no debe preocuparle. Yo mismo siento cierta ansiedad porque no sé cuáles son sus problemas y hasta dónde seré capaz de ayudarlo.
*Bueno... empiezo por decirle que desde hace mucho tiempo me he venido sintiendo ansioso, hastiado, y para serle franco, aunque me cueste admitirlo, me siento frustrado y con una permanente sensación de desamparo.
*Muy bien, muy bien: qué bueno que me lo dice. Quiero que sepa, que un determinado porcentaje de personas se sienten como usted. Estos sentimientos que le son tan dolorosos los experimentan hombres y mujeres de todas las condiciones sociales y económicas. Recuerde que somos seres humanos y que nadie se libra en esta vida de sentirse a veces, o con frecuencia, mal o muy mal. Nuestros sentimientos que llamamos negativos, como la ansiedad y el desamparo, a veces resultan una bendición, pues nos están advirtiendo que algo anda mal en nuestra forma de pensar o de conducirnos en nuestra particular existencia.
*Gracias por decirme todo esto doctor, ¿pero a mí de qué me sirve? Yo no he venido a que usted me consuele, diciéndome que otros también están mal. ¡Yo quiero que me ayude a dejar de sufrir!
*Lo que quise decirle, es que el sufrimiento es parte de la condición humana, y que nadie se libra de buenas dosis de sufrimiento a lo largo de su vida. La muerte de un ser querido, un fracaso matrimonial, haber contraído una grave enfermedad, la traición de un amigo muy querido, todo esto son causas de sufrimiento de las que no podemos escaparnos, o al menos, no deberíamos de tratar de evadir o negar estos sufrimientos.
Mire: cuando hemos sufrido una pérdida de cualquier tipo que consideramos como muy importante, si negamos el sufrimiento por esa pérdida y lo evadimos a través de compras, viajes, inevitablemente nos sucede lo siguiente: esa "represión" nos va a estallar en el futuro a través de una depresión que puede llegar a ser muy aguda y hasta grave. Lo que "no sufrimos a su tiempo", lo sufriremos después, pero multiplicado por varias veces.
*Yo ya he sufrido mucho y ya no quiero seguir sufriendo. Deme ideas para ya no sufrir más y quitarme esta insoportable ansiedad.
*Lo que usted me pide sólo se lo puede ofrecer los libros de autoayuda. Libros, que por supuesto, en nada le aliviarán sus sufrimientos, y en cambio sí, lo hundirán más en ese abismo del que quiere salir.
* ¿Entonces, la psicoterapia que tome con usted, no me va a vacunar contra males futuros emocionales?
*Ningún psicoterapeuta serio le puede brindar esta clase de vacuna que desea. ¡Pero sí le voy a hacer una promesa con todo mi profesionalismo! Si usted acude a mis sesiones y trabajamos duro durante todo el tiempo que sea necesario, le prometo cuatro logros esenciales. Primero: dejará de sufrir por todo aquello que no se justifique, que tenga como base lo irreal y todos esos sufrimientos que en gran parte usted se genera. Segundo: va a empezar a sufrir por eventos por los que anteriormente no sufría y por los que debería haber sufrido. Es decir, que juntos destruiremos sus sufrimientos innecesarios y sin base reales, y se capacitará para poder sufrir lo que tiene que sufrir sin evasiones de ningún tipo, pues si no sufre por causas reales, la locomotora de la depresión lo arrollará por no haber sufrido "en su tiempo". Tercero: será capaz para entablar relaciones afectuosas con las personas. Y cuarto: estará mucha más capacitado para trabajar activa y productivamente.
*¡Y qué me dice entonces, doctor, de esa ansiada felicidad que quiero sentir y que no siento! ¿Ese mundo de felicidad no es para mí, sino sólo para un porcentaje privilegiado de personas?
*¡Claro que esa felicidad la va a gozar usted también! Pero será esporádica y episódica, y no un estado permanente. Nadie vive en un éxtasis de felicidad constante. La persona más equilibrada de este planeta, tiene sus altas y bajas, y nadie en este mundo puede vivir en una perpetua paz interior o en un grito de gozo. ¿Y sabe por qué? por el hecho de que somos seres humanos, y por serlo, no hay una sola persona en el mundo que sea inmune al sufrimiento emocional.
Usted vino conmigo a someterse a una psicoterapia, y no a que le regalara un lugar de Disneylandia para siempre. En cada sesión lo voy a escuchar con todo detenimiento e iremos combatiendo todos aquellos pensamientos irracionales e infundados, y aquellas conductas dañinas para su vida.
*Doctor: ¡Prométame que me dará los secretos de la felicidad!
*No le prometo lo que no puedo darle. La felicidad es un estado emocional que surge por muy variados factores. ¡La felicidad no guarda secretos, pero sí le puede proporcionar secretos para que enfrente con coraje y paciencia sus adversidades! Y también, le proporcionaré una gran cantidad de secretos que harán de su vida una existencia mejor en todos los sentidos. ¡Pero conste: todo dependerá de usted!
*¡Deme el primer secreto, doctor!
*¡Con gusto!: no busques dichas espectaculares y que raramente se dan. Disfruta las "pequeñas dichas". De éstas las podemos encontrar todos los días si nos lo proponemos. La acumulación de varias dichas pequeñas cada día, le mejorarán enormemente su ánimo y su existencia.
*Gracias, doctor: espero con ansias la siguiente sesión, para lo cual ya concerté mi hora.
Critilo nada tiene que comentar de esta excelente sesión.