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PALABRAS DE PODER

CAPACIDADES PRODUCTIVAS Y PODERES PERVERTIDOS

JACINTO FAYA VIESCA

"Ojalá llegues a ser lo que eres", nos aconsejó el Griego Píndaro. Aspirar a llegar a ser lo que somos, significa que logremos desarrollar las capacidades que tenemos en "potencia", y que aun no las hemos materializado.

Todos hemos escuchado muchas veces: "Lástima que no se haya logrado, pues era muy inteligente", "Prometía mucho, pero se desperdició", etc. La frase del poeta Píndaro contiene una riqueza inmensa: nos invita a desarrollar nuestras capacidades naturales, y no solo a contentarnos con gozar de ellas. En este sentido, somos como una rica veta de oro, que hay que extraerla de las entrañas de la tierra.

Trabajar en nuestras capacidades en provecho propio y de los demás, constituye que hemos sido capaces de orientar nuestra existencia en un sentido "productivo", de provecho y de utilidad a los demás. Esto es lo contrario a poner nuestras capacidades al servicio del dominio sobre personas y a la explotación de todo tipo de recursos en nuestro provecho, sin importarnos el interés de los demás ni el daño que causemos al delicado equilibrio de la naturaleza. Tratar a la naturaleza como bien lo aconsejó Cicerón: "Todo lo que secunda las leyes naturales debe considerarse bueno".

Cuando dominamos a otros seres humanos o luchamos para imponer nuestro dominio sobre ellos, estamos pervirtiendo nuestras naturales capacidades. Jamás llegaremos a ser lo que somos, como lo pedía Píndaro, si hacemos uso de nuestros poderes para someter a otros. El dominio sobre las personas revela el fracaso y perversión de nuestras capacidades genuinas. Nuestra verdadera "potencia" solamente se manifiesta cuando ejercemos nuestras variadas capacidades, al servicio de lo útil y de lo provechoso en servicio de los demás. En cambio, ejercer nuestros poderes para someter a otros, para violentar a la naturaleza, es propio de los impotentes. La impotencia es no saber ejercer nuestros poderes de manera productiva y útil.

El que acapara dinero, poder político o social para su beneficio, demuestra que pervirtió sus capacidades al haber escogido el sin sentido de la vida. Los asesinatos, robos, dominios de las naciones poderosas sobre las débiles, manifiestan una de las más grandes tragedias del ser humano: haber traicionado el ejercicio provechoso de las genuinas capacidades humanas.

En consecuencia, nuestro poder personal, si queremos ser personas sanas y equilibradas, tendremos siempre que ejercerlo en servicio de las finalidades más útiles y productivas. Nuestro poder de amar, nos brinda la posibilidad de penetrar en el corazón de una persona y unirnos a ella sin ningún tipo de explotación.

El enorme poder de nuestra imaginación nos permite concebir una serie de ideas, medios y bienes que aun no existen en la realidad. El Premio Nobel de la Paz, concedido al recientemente fallecido, Dr. Norman Borlough, se imaginó que podía mejorar las especies del trigo y del maíz. Lo que forjo en su imaginación lo llevo a la realidad. Expertos de las Naciones Unidas, aseguran que hasta la fecha, y cuando menos, Borlough salvó a más de mil millones de personas de morir de hambre, gracias a sus aportaciones científicas. Tuve el honor de saludar y conversar ampliamente con éste inmenso benefactor de la humasnidad, quien fue un amigo cercano de mi señor padre.

Científicos que han orientado sus capacidades en el sentido de la productividad útil y provechosa, son los grandes ejemplos para que inclinemos nuestras existencias a favor de ejercer nuestras capacidades al servicio de lo socialmente útil. Ejercer nuestro dominio sobre personas y cosas, es mostrar la perversión de nuestra personalidad utilitaria y rapaz.

Cuando deseamos ejercer nuestras capacidades a favor de los demás, es la prueba más contundente de que gozamos de una personalidad fuerte y saludable. En cambio, cuando una persona domina a otras, demuestra que su personalidad está enferma, y que ha pervertido lo más noble de sus capacidades.

Critilo está absolutamente convencido, que cuando aprovechamos nuestros talentos para acumular poder o dinero, es en virtud de que nuestro carácter sufrió una grave fractura al inclinarse hacia la muerte. El dominio está emparentado con la muerte, la extinción y la pobreza de vida.

En cambio, el servicio a los otros, el aprovechamiento de nuestros talentos para obtener logros productivos y socialmente útiles, es propio de un carácter inclinado al amor a la vida, al respeto de la naturaleza, y a una entrega al mejoramiento de otras vidas humanas.

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