A lo largo de toda la evolución, los seres humanos siempre le hemos temido a la muerte. Unos la temen más que otros, pero neguemos o no el temor, la realidad es que a la mayoría les espanta. ¿Y cómo no temerla, si dejar de existir es lo más opuesto a nuestro instinto de conservación?
¡Pero veamos bien las cosas!: siempre he pensado, que mientras cada uno de nosotros esté vivo, es absolutamente imposible que podamos morir. Y es imposible que la muerte pueda formar parte de la vida. Más bien, hay un momento en el tiempo, en que dejamos de vivir, y una millonésima de un segundo o menos tiempo aun, al dejar de estar vivos es lo que llamamos "muerte". Y como esto es así, siempre me he hecho este planteamiento: mientras estemos vivos, imposible que la muerte pueda tener relación con nosotros; y al dejar de existir, la muerte nada tiene que ver con nuestra vida.
La muerte no es un espíritu ni una fuerza biológica ni ninguna entidad de cualquier clase. Es simplemente, una palabra para denominar a quienes fueron personas mientras vivieron, pero siempre la idea de la muerte nada tiene que ver con seres humanos vivos, sino con cadáveres, y éstos ya no son personas.
Desde muy niño, he pensado que la muerte no existe para nadie, pues lo único que sí podemos probar es que dejaremos de estar vivos, y nada más. Más bien, se dice que alguien murió, siendo esto imposible, pues si "murió", su muerte tendría que ver algo con su vida, lo que es imposible, como ya lo analizamos.
Peor que el infierno de Dante o todos los infiernos de que hablan las religiones, el más horrendo e inconcebible sería este: que por uno o más segundos una persona al final ya casi de su existencia, tuviera conciencia de que ya murió. Este espanto sería inenarrable, pero despreocupémonos, pues esto es imposible que suceda. Ni si quiera por una fracción de segundo ningún ser humano podrá experimentar el hecho de que ya dejó de existir, es decir, lo que comúnmente se dice, que ya murió. Por lo tanto, la conciencia de cada uno de nosotros jamás, tendrá nada que ver con lo que llamamos muerte.
Lo correcto sería decir: fulano de tal dejó de vivir, es decir, que dejó de ser persona. Porque realmente, desde un sentido teológico, filosófico y fisiológico, un muerto "no es ya una persona". Un cadáver carece de dignidad y nada tiene que ver con el ser anterior que gozaba de vida. Ningún ser humano ha tenido conciencia de lo que la gente llama su muerte. Y lo que de plano sería monstruosamente desgarrador, es que la muerte permaneciera con nosotros como seres vivos. La creencia de este falso supuesto sería suficiente para enloquecer a cualquiera. No puede permanecer ni una millonésima de segundo la muerte en un ser vivo, pues la muerte es la palabra con que se designa a aquello que "ya no vive".
Física y emocionalmente hablando, el dejar de existir no duele (el morir como todos le llaman), pues en estricto sentido, ninguna persona muere, nadie ha muerto ni nadie jamás morirá. Las personas dejaremos de existir, y la muerte tendrá que ver con lo que ya no son personas, es decir, cadáveres. Dejaremos de estar vivos, y una vez que ya no gocemos de vida, el cadáver nada tiene que ver con el ser que vivió; por ello, lo que la gente llama muerte, no puede producir dolor alguno, pues nada tiene que ver con la vida. Lo que produce dolores físicos y emocionales siempre le suceden a personas vivas, pero jamás a cadáveres y no podemos decir, a "personas muertas", por el hecho de que no ha habido en toda la evolución de la humanidad un solo cadáver que sea una persona.
Es absolutamente imposible, como muchas religiones y filosofías recomiendan, que "aprendamos a morir", ¿pues cómo vamos a aprender a morir, cuando la muerte no forma parte de la vida? Más bien, deberíamos "aprender a dejar de existir y a dejar de estar vivos". Y esto sí lo podemos aprender. Pero cuando nos quieren meter a fuerza el concepto de la muerte como algo que forma parte de la vida, la confusión es desquiciante. Además, nadie puede aprender a aceptar la muerte, pues la muerte es sólo una palabra, una idea, pero nada tiene que ver con la vida. En todo caso, podemos decir que la muerte es la ausencia de la vida, cuando un ser estuvo vivo, pero no más. La muerte no es un ser, no es un proceso, ni de vida ni de cualquier otra clase.
Critilo piensa, que más duro que dejar de existir es estar siempre temiendo el hecho de que nuestra vida termine. Pues como ya dije, ninguna persona jamás estará muerta. Cuando deje de existir lo que llaman muerte, no tendrá que ver con ninguna persona.
Recordemos que la vida de cada uno de nosotros, corta o larga, no es más que un comienzo que tiene como fin el dejar de estar vivos. Por ello, nada mejor que aprovechar nuestras vidas, por cierto, la única vida que tendremos.