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PALABRAS DE PODER

NUESTRO ALTÍSIMO ANHELO DE OBTENER LA ESTIMA DE LOS DEMÁS

JACINTO FAYA VIESCA

Siempre me he preguntado – le dijo el Aprendiz al Sabio -, qué es lo que más estima todo ser humano, y a la vez, qué es lo que comúnmente más lo lastima. Tu pregunta amigo – le respondió el Sabio -, la encontramos en los héroes de la Ilíada, obra de Homero. Para ellos, el honor, la honra, la dignidad, el prestigio ante los demás, la palabra cumplida, el respeto a sus padres, y el amor a la patria, constituían los valores supremos que daban sentido a sus vidas.

No obstante lo anterior – siguió diciendo el Sabio -, un genial matemático y filósofo francés, hizo una contribución muy importante al conocimiento de la condición humana. Me refiero – amigo-, a Pascal, quien en su obra, Pensamientos, en el capítulo XVIII titulado, “Grandeza del hombre”, textualmente escribió: “Tan alta idea tenemos del alma del hombre que no podemos sufrir su menosprecio de ella, y el que nos falte la estima de un alma. Toda la felicidad de los hombres consiste en esta estima”.

¿Podrías explicarme la anterior reflexión de Pascal?, le preguntó el Aprendiz. ¡Con mucho gusto amigo! Pascal nos dice que los hombres lo que más anhelan en sus vidas es obtener la aprobación de los demás, y conseguir su estima. Nos dice este genio francés, que no importa lo rico que sea una persona, ni que goce de un excelente estado de salud, pues arriba de estos bienes, está hambriento del reconocimiento de las personas. “Ahora entiendo – le dijo el Aprendiz al Sabio-, que en la inmensa mayoría de los casos, los seres humanos destruyen su salud y familia, trabajando arduamente para obtener riqueza económica o poder. Pero si observamos a estas personas, nos daremos cuenta, que en el fondo lo que pretenden es estar arriba de sus conocidos y extraños. Son capaces de matarse trabajando, pero anhelan tanto el sentirse superiores, que nada les importa: para ellos, obtener el éxito es la prueba contundente de su superioridad, y esperan que se les reconozca como altamente importantes.

¡Mira, amigo – le dijo el Sabio -, lo que escribió Pascal!: “Juzga tan grande la razón del hombre que, aunque posea cualquier otra ventaja sobre la tierra, si no está colocado ventajosamente en la razón del hombre (en su estima), no está contento. He aquí la mejor colocación del mundo; nada puede distraerle de tal deseo; y esta es la verdad, la causalidad más persistente en el corazón humano”.

¡Qué cierto es lo que dices!, le dijo el Aprendiz. Incluso, en Hombres que muestran una gran crueldad y que comenten los peores crímenes, quieren con su maldad, ser temidos y respetados por sus iguales. ¿Y sabes qué es lo que sucede en el fondo?, le dijo el Sabio a su amigo. Lo que pasa, es que nuestro cielo y nuestro infierno están en nuestro pensamiento. Es muy difícil que una persona se engañe. Si piensa que no puede salir adelante con sus asuntos, se sentirá mal.

Y si piensa que pude resolver sus problemas, se sentirá bien. Un hombre muy rico puede pensar que es un fracasado, y en cambio, un humilde obrero puede pensar que es un buen padre de familia y que su trabajo lo desempeña bien; pensando así, este obrero se sentirá muy bien. No se trata de engañarnos, sino de darnos cuenta que toda persona (aun las que viven económicamente muy apretadas), pueden llegar a pensar muy bien de sí mismas, y contentarse con ganarse la estima de su pequeño círculo de amigos y seres queridos. En cambio, los muy ambiciosos pueden poner tan alto sus metas codiciosas, que aun a pesar de ser exitosos, ellos no lo verán así: se sentirán como unos fracasados y pensarán que no han logrado la admiración y estima de los demás. La genialidad de Pascal es asombrosa – le dijo el Sabio al Aprendiz; y quiero transmitirte, amigo, una de sus profundas reflexiones. Pascal escribió: “El hombre está visiblemente construido para pensar: esta es toda su dignidad; y todo su mérito, y todo su deber consiste en pensar como es debido; y el orden del pensamiento en empezar por sí mismo, y por sus actos y su fin.

“Pero, ¿en qué piensan las gentes?, - nos sigue diciendo Pascal. Jamás en pensar adecuadamente, sino en danzar, cantar, … hacerse rey, sin pensar en qué consiste el ser rey y el ser hombre”. ¡Me queda muy claro las reflexiones de Pascal y tus explicaciones!, le dijo agradecido el Aprendiz a su amigo el Sabio.

Critilo nada tiene que agregar a este diálogo tan interesante. Y en lo único que quiere insistir es en la idea de que si utilizamos sensatamente nuestro pensamiento, es decir, nuestro juicio, razonamientos, recto pensar, podemos construirnos una vida productiva, útil y feliz. Y si por lo contrario, nos apartamos de la verdad y llenamos nuestros pensamientos de engaños, opiniones dudosas, sin importarnos la sensatez, la infelicidad y el fracaso nos aplastarán. Recordemos, que con el mal uso de nuestro pensamiento, podemos construirnos un infierno; y con el buen uso de nuestro pensar, nos podemos construir un cielo en la tierra.

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