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PALABRAS DE PODER

EL PRESENTE Y EL FUTURO

JACINTO FAYA VIESCA

¡Constantemente me hablas de Séneca! ¿Por qué razón insistes en transmitirme ideas de este pensador?, le preguntó el Aprendiz a su amigo el Sabio.

¡Con gusto responderé a tu pregunta! Recordarás, que al principio de nuestra amistad, me pediste muy encarecidamente que sólo te hiciera referencia a los más grandes pensadores de la historia. Pues bien, estoy absolutamente convencido que Séneca se encuentra en ese puñado de excepcionales pensadores y maestros incomparables, para formar almas nobles.

Séneca - siguió hablando el Sabio-, permanentemente nos reitera la idea que debemos vivir en el "presente", puesto que el pasado ya no está en nuestras manos, y en virtud que el futuro aún no existe. Séneca nos decía que para bien o para mal, el pasado ya había dejado su huella indeleble en nosotros. Pero que aun, grandes errores o conductas viciosas que cometimos en el pasado, podrían tener alguna reparación en nuestro "presente".

En sus Epístolas morales a Lucilio (en la 101) dijo el Sabio-, Séneca sentenció: "Siempre está en la espera del futuro quien no sabe aprovechar el presente". La profundidad de este pensamiento es impresionante: esperamos del futuro lo que no sabemos aprovechar del presente, lo que es una locura. Séneca, a lo largo de toda su extensa obra escrita hace dos mil años, nos impulsa a "darnos cuenta" que el "presente" es con lo único que contamos, y que si lo aprovechamos bien, nuestro futuro será muchísimo más prometedor. Esta reflexión la dejó plasmada en otra de sus máximas brillantes: "Si echas mano del día de hoy, dependerás menos del día de mañana".

¡Te agradezco mucho - le dijo el Aprendiz a su amigo-, que hagas referencia a este inmenso sabio que fue Séneca!, y que me des reflexiones de este filósofo, sobre el "presente", y el "futuro", porque según me doy cuenta, una gran parte de nuestra felicidad depende que sepamos aprovechar útilmente el único tiempo que tenemos a nuestra disposición, que es el "presente" como brillantemente lo explica Séneca.

Y ya que estás tan interesado en estos temas - le dijo el Sabio-, te voy a regalar una perla de este pensador: "Sólo hay sufrimientos para el alma que se inquieta por el porvenir". Y también te voy a deleitar con una frase que escribió sobre este tema uno de los más grandes poetas de la Roma Antigua: me refiero a Horacio, que escribió: "Con el alma satisfecha en el presente, nadie se preocupa del porvenir".

¡Admirables estas citas que me transmites!, le dijo el Aprendiz. Y dime - siguió hablando el Aprendiz -, ¿cuál es la razón de que veamos las cosas muy diferentes cuando nos las explican los más grandes pensadores y poetas?

La razón es profunda, y consiste en lo siguiente - le contestó el Sabio al Aprendiz. Sólo los grandes pensadores y los mejores poetas han podido penetrar en los grandes secretos de la condición humana. Por ejemplo, poetas como Horacio, Virgilio, Píndaro, Homero, gozaron de tal inteligencia y sensibilidad, que los podemos considerar como "artistas insuperables de la palabra".

Y recuerda - le dijo el Sabio-, que únicamente el "arte" tiene "el más grande poder de conversión del espíritu". El "arte" nos enseña lo que la realidad jamás podrá enseñarnos. Por ello, son los grandes poetas, músicos, pintores, escultores, los únicos que podrán enseñarnos las últimas realidades del mundo.

Recuerda amigo - le dijo el Sabio-, que Homero, autor de la Ilíada y de la Odisea, educó a toda Grecia, y que con su Ilíada puso los cimientos de la civilización de todo Occidente. Los grandes poetas, amigo, son los únicos videntes y profetas de la humanidad. Y sólo a través de la alta poesía pueden comunicarse a profundidad, los corazones de los hombres de todo el planeta.

¡Empiezo a entender muchas cosas - le comunicó el Aprendiz al Sabio! Ahora caigo en la cuenta de la manera tan triste como vamos gastando inútilmente la vida: no vivimos, porque siempre estamos a la espera de vivir. ¡Y cuántas personas quisieran ardientemente empezar algún proyecto, una relación amorosa, un trabajo, cuando su edad correspondía para haber acabado, y no para empezar!

¡Qué tragedia tan grande, el darnos cuenta que nuestra existencia se agota, y que ni siquiera hemos empezado a vivir!

Critilo aprendió mucho del diálogo entre el Sabio y el Aprendiz, y nos dice, que no depende de nosotros la cantidad de tiempo que hemos de vivir, pero que sí, en cambio, depende de nosotros que "vivamos" nuestra particular vida, de una manera intensa, útil para los demás y para nosotros. Una vida puede ser corta en el tiempo, pero muy valiosa y llena de significado.

Nuestra vida es lo más valioso que tenemos, y el tiempo es de lo que está hecha la vida. Sin tiempo, ninguna vida puede existir. Las inmensas riquezas, el poder, la fama, nada son ante el aprovechamiento útil de nuestro tiempo. Sólo el tiempo "bien vivido" nos puede dejar satisfechos y plenos. A cada uno de nosotros corresponde cómo emplear útilmente el tiempo, de acuerdo a cada circunstancia personal, pero siempre estarán los puntos cardinales indicadores de las esenciales orientaciones de nuestra existencia: la bondad, lo bello, lo verdadero, y lo provechoso a las personas más necesitadas.

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