EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

PALABRAS DE PODER

LO QUE ES CIERTO PARA NOSOTROS, LO ES PARA TODOS LOS DEMÁS

JACINTO FAYA VIESCA

“Creer tu propio pensamiento, creer que lo que es cierto para ti en tu corazón es cierto para todos los hombres, eso es el genio”, escribió el pensador norteamericano Emerson.

¡Nada más trágico que no darle valor alguno a nuestros pensamientos! Tenemos un sueño sobre un proyecto determinado: un pequeño negocio, un cambio de trabajo, nuevos estudios, y abrigamos este sueño con un gusto enorme en nuestro corazón, pero las voces de nuestros familiares, amigos o conocidos se interponen y dudan de nuestros propósitos. ¡Que lastima: la damos más, mucho más valor, a la opinión ajena que a los cantos de nuestro corazón, y el sueño no pasa de ser eso, solo un sueño, pero destrozado! ¿Qué acaso no sabemos, que todos los millones de cosas creadas por el hombre, primero aparecieron en su imaginación? Debemos defender una de las creencias más validas y poderosas que jamás pueda nuestra mente concebir: que siempre, sí, siempre, lo más intimo de nosotros se convierte en lo más externo. Cuando realmente albergamos un sueño, así le parezca muy grande o poca cosa a los demás, debemos acariciarlo, nutrirlo, y darle cada vez más vida. Ese sueño nuestro puede llevarnos a superiores niveles de existencia. ¡No importa, que para otros, nuestro sueño sea muy grande o poca cosa! Lo que sí, es que para nosotros representa un seguro logro. Así se trate de crear un modesto negocio o iniciarnos en alguna actividad que nos agrade. Como nuestro sueño nace de lo más íntimo de nuestro espíritu, tenemos todas las probabilidades de hacerlo realidad. Debemos aprender cuando ese luminoso rayo divino ilumina nuestro interior y nos ordena ver con claridad nuestros propósitos: ese pequeño o grande comercio, esa nueva actividad, no es poca cosa; se trata de las cosas que más queremos hacer. ¿Pero qué es lo que hacemos? Apartamos de nuestro corazón ese divino rayo de luz y nos negamos a creer que nuestros sueños pueden ser realizables. La diferencia entre el genio, los triunfadores, y las personas comunes como nosotros, en una alta medida puede consistir en que todo triunfador le da un alto valor a sus propósitos, y en cambio, nosotros, no. ¿Y cómo le podríamos dar importancia a lo nuestro si no viene de un genio o de un gran triunfador? Admiramos a los otros, pero nos despreciamos a nosotros mismos.

Pensemos detenidamente en lo siguiente: ¿Cuántas veces no nos ha sucedido, que un gran pensamiento, un descubrimiento genial, ideas altamente redituables, todo esto, lo hemos leído con anterioridad en la prensa o en un libro, pero resulta, que desde hacemucho tiempo a nosotros ya se nos había ocurrido, o esas ideas altamente redituables ya las habíamos pensado? Esto nos ha sucedido muchas veces, pero ¿cómo iban a ser certeras, si nosotros ya las habíamos pensado? Hay una inmensa diferencia: aquellas ideas geniales fueron expuestas y llevadas a cabo por hombres y mujeres que si creían en ellos y nosotros las desechamos por ser nuestras; no creímos en ellas.

¡Nada más triste que ver nuestras ideas rechazadas por nosotros, y expuestas y puestas en práctica por otros!

El más prolífico de los inventores, Edison, decía que él había logrado cientos de utilísimos inventos, porque él estaba seguro que las ideas flotaban en el aire y por encima de su cabeza, y que todo consistía en dejar que las ideas penetraran en su cerebro. Y es que la realidad nos indica que la raza humana ha podido sobrevivir por cientos de miles de años, gracias a que siempre.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 536954

elsiglo.mx