La búsqueda más interminable de todo ser humano consiste en saber “cómo llegar a ser feliz”. Todas las filosofías y corrientes del pensamiento han opinado en qué consiste la felicidad y cómo alcanzarla. Los cientos de miles de títulos que se han escrito en todo el mundo sobre los secretos de la felicidad, demuestran el interés permanente sobre éste tema.
A veces, no me he resistido en transcribir textualmente, algunas reflexiones sobre un tema importante, cuando me parece la pena hacerlo, dada la genialidad del autor. Schopenhauer fue un genio que incluso llegó a deslumbrar a Nietzsche, una de las inteligencias más profundas de los últimos mil años.
Pues bien, por no poderme resistir, me permito transcribir íntegramente la Regla número 30 de la obra de Schopenhauer, El Arte de Ser Feliz; Regla que dice: “La actividad, el emprender algo o incluso solo aprender algo es necesario para la felicidad del ser humano.
Quiere poner en acción sus fuerzas y percibir de alguna manera el éxito de éstas actividades. (Tal vez porque esto le garantiza que sus fuerzas pueden cubrir sus necesidades). Por eso, durante largos viajes de recreo, uno se siente a veces muy infeliz. Esforzarse y luchar contra algo que se resiste es la necesidad más esencial de la naturaleza humana. La inmovilidad, que sería plenamente suficiente para el placer tranquilo, le resulta imposible; superar obstáculos es el placer más completo de su existencia, para él no hay nada mejor. Los obstáculos pueden ser puramente de carácter material, como en el actuar y en el emprender cosas, o de carácter espiritual, como en el estudio y la investigación: la lucha con ellos y la victoria sobre ellos son los placeres completos de su vida. Si le faltan ocasiones, los crea como puede.
En éste caso su naturaleza le empuja inconscientemente a buscar peleas, a tramar intrigas o a cometer bribonadas u otras maldades, según las circunstancias”.
El anterior pasaje de Schopenhauer es realmente sobresaliente; responde a un conocimiento profundo de la “condición humana”. Ya Aristóteles había afirmado que una de las causas de la infelicidad consiste en que una persona permanezca pasiva y no explote sus capacidades naturales.
Es cierto, como afirma Schopenhauer, que todo ser humano quiere probar sus fuerzas (capacidades, habilidades, fuerza física, inteligencia, carácter, etc.). Y por supuesto, que todo individuo “necesita” saber si tiene éxito en sus actividades.
Muchas de las peleas físicas entre adolescentes y jóvenes consisten en que las causas de esas peleas es “probar” sus fuerzas, como una necesidad imperiosa.
Dice Schopenhauer: “Esforzarse y luchar contra algo que se resiste es la necesidad más esencial de la naturaleza humana”.
La anterior afirmación de ese filósofo, me parece deslumbrante, y uno de los más grandes secretos de la “condición humana”. ¿Y por qué razón es tan esencial que toda persona sienta un inmenso deseo de esforzarse y luchar? Aun en aquellas personas que las consideramos muy humildes y modestas, abrigan hermosos sueños y sienten la necesidad de esforzarse y luchar por alcanzarlos.
Critilo cree, que la inmensa necesidad emocional, física y espiritual por esforzarse y luchar, responde a una poderosísima fuerza de nuestros instintos biológicos. Recordemos, que nosotros descendemos de un ancestro común que vivió hace unos seis millones de años. Los humanos, a lo largo de la evolución, y ya hablando de los últimos cuatrocientos mil años, han podido sobrevivir gracias a que pudieron vencer miles de obstáculos de todo tipo en su larga evolución.
La lucha incesante contra el clima, la escasez de alimentos, las fieras salvajes, imprimieron en nuestro código genético, una exigencia inmensa de luchar permanentemente a fin de sobrevivir. Por esta razón, cuando la lucha y el esfuerzo es proporcional a nuestras capacidades y fuerzas, es cuando mejor nos sentimos y más felices somos en todos sentidos. ¡Enormemente genial el pasaje de Schopenhauer!