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PALABRAS DE PODER

¿HAY ALGO DE MALO EN QUERER ALCANZAR LA FELICIDAD?

JACINTO FAYA VIESCA

¡Lo aceptemos o no, la realidad es que todos empleamos la mayor parte de nuestro tiempo y energías, en buscar y alcanzar la felicidad!

¿Hay algo de inmoral, de malo o de equivocado en ésta abrumadora y obsesiva búsqueda? Mientras no atentemos contra la moral privada o pública para alcanzar la felicidad, nada hay de malo en ello. ¿Pero no es una equivocación, un camino errado ésta meta inútil? ¡Veamos!

Estudios muy serios por parte de prestigiadas universidades de Europa y América, han comprobado que una vez que las personas cuentan con el "dinero suficiente" para sus necesidades normales de una vida decorosa, el crecimiento en los ingresos económicos, después de éste nivel, no causa un aumento en los niveles de felicidad de las personas.

En las sociedades del hiperconsumo, el aumento en la riqueza personal no trae aparejado un incremento en el nivel de felicidad personal, sino más bien, ha acarreado para las poblaciones de los países ricos, una baja considerable en sus niveles de felicidad.

Sabemos que la miseria y la pobreza son fuente de desdicha social y personal. Estamos de acuerdo, en que la prioridad de las políticas públicas de las naciones, debe orientarse a terminar con el más grande fracaso de la humanidad actual: mil doscientos millones de personas en el mundo que padecen hambre día a día. 10 mil niños que mueren cada día a causa de la desnutrición y de enfermedades infecciosas a causa del hambre y de la falta de agua potable. Cientos de millones de personas que carecen de un empleo y muchos males más.

Estaríamos verdaderamente locos, si no pensáramos que estos gravísimos problemas constituyen la prueba de una fracaso total de la humanidad, al no haber podido resolverlos. Cualquier persona que se pronuncie por unas sociedades nacionales más austeras y mucho menos consumistas, debe pronunciarse contra la pobreza alimentaria, la pobreza patrimonial y el desempleo, como los nuevos Jinetes del Apocalipsis, que siembran la muerte, el sufrimiento, las enfermedades y la desnutrición.

Aparte de lo anterior, es necesario afirmar que el dato más incuestionable entre la inmensa mayoría de las personas, consiste en que falsamente creen que el aumento de su riqueza personal constituye el factor más "relevante" para su felicidad.

La idea de que a mayor riqueza mayor felicidad, es un mito poderosísimo en las naciones del hipersonsumo. Éste mito ha sido propagado por los líderes políticos de las naciones. Ellos saben que hablar del incremento de la riqueza como un compromiso político, los convierte en más confiables. Para las naciones que padecen hambre, desnutrición y pobreza, ninguna política pública puede ser más importante que combar estas enfermedades sociales.

Pero lo anterior, es distinto para las personas que ya gozan de un ingreso personal que les permite hacer frente a sus necesidades básicas. Estas personas no serán más felices por el hecho de que su riqueza se doble o triplique. Incluso, el aumento en la riqueza personal produce el efecto de disminuir su felicidad. Por ejemplo, en una prestigiada encuesta internacional, la población de Estados Unidos ocupa el lugar número 36 en felicidad; Japón, el número 50, solo por mencionar a las dos naciones más ricas del planeta. En cambio, Colombia con niveles muy inferiores de riqueza a eso países, ocupa el tercer lugar entre las poblaciones más felices del mundo, y Guatemala ocupa el lugar número 10.

Está comprobado, que la riqueza personal arriba de lo necesario, en nada aumenta nuestra alegría, satisfacción, salud física y emocional. Y está comprobado también, que los aumentos en nuestra riqueza personal traen aparejadas cargas que consumen nuestro tiempo y energías, y que disminuye nuestra atención y cuidado hacia nuestra pareja, hijos y amigos. Más riqueza, implica más esfuerzos, responsabilidades y cargas de trabajo, lo que produce mayores desordenes en nuestra salud y un atentado a nuestra armonía emocional.

Las consultas a los médicos en las naciones ricas, en más de un 80 por ciento son debidas a problemas psicosomáticos. La causa del ausentismo laboral en Estados Unidos y Japón, se debe a los problemas de espalda causados por la fatiga física y la tensión emocional. Según la Organización Mundial de la Salud, órgano de las Naciones Unidas, para el año 2030, la "depresión emocional" será una pandemia mundial y la primera causa de ausentismo laboral y de infelicidad personal.

Critilo nos recuerda que hubo etapas en la evolución de la humanidad, en que las personas eran mucho más felices en virtud de que no padecían de la obsesión enfermiza de ser más ricas. En la Grecia Antigua, hace 2 mil trescientos años, los griegos en medio de sus carencias, sabían vivir la vida como ningún otro pueblo la ha vivido: trabajaban, admiraban el arte, convivían intensamente con sus amigos y familia, y jamás relacionaban la riqueza con la felicidad. Estaban muy ocupados en disfrutar la vida como para "comprar" la falsa idea de que entre más dinero, mayor felicidad. Eran los griegos tan prácticos y sensatos, que esa barata idea no ocupaba sus vidas.

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