Cambiar la forma de las orejas no es una obligación, pero sí una opción que nos hará sentir más satisfechos con nuestra apariencia.
Lo primero que vemos en los demás es su rostro, el cual va enmarcado por las orejas. Así que cuando alguien tiene unas de gran tamaño o forma inusual de inmediato llaman nuestra atención, y por lo general no es de manera agradable. ¿Qué hacer para que las orejas no nos conviertan en blanco de burlas?
Dicen que la perfección no existe. Sin embargo, los seres humanos crecemos con ciertas ideas acerca de cuál es la apariencia más armónica o agradable, de acuerdo a la cultura en la que somos educados, pues cada una tiene sus propios estándares. Por ejemplo, hablando de las orejas, éstas han sido objeto de variados simbolismos en las distintas civilizaciones. Para algunos pueblos representan inteligencia, sabiduría, liderazgo y belleza. Por ejemplo los chinos creen que las orejas largas son un signo de sabiduría, buena suerte, prosperidad e incluso de inmortalidad; así que para ellos tenerlas grandes es un privilegio, y las lucen con orgullo.
Pero para los occidentales en general las orejas no poseen ninguno de esos significados. De hecho, lo habitual es que las de tipo voluminoso sean vistas con desagrado y a menudo dan pie para que quien las tiene sea víctima de burlas y apodos. ¿Quién no ha conocido en el transcurso de su vida a alguien llamado “el orejón”, “Dumbo”, o algo por el estilo? Y aunque usualmente esas personas aceptan el apelativo lo hacen por costumbre o resignación, aunque en el fondo guarden recuerdos tristes de las primeras veces que los llamaban así, lo cual casi siempre ocurre en la infancia, etapa en la que nuestra autoestima es más susceptible de ser lastimada por la opinión que los demás tengan de nosotros.
PARA VERTE Y SENTIRTE MEJOR
Las orejas son pliegues cutáneos de superficie plegada, con cierta rigidez y elasticidad, colocados a ambos lados de la cabeza y necesarios para la audición correcta. Suelen ser de tamaño proporcional a la cabeza, pero en ocasiones son tan grandes o crecen tan despegadas del cráneo, que su aspecto recuerda a un par de antenas parabólicas, difíciles de disimular.
Cabe mencionar que son varios los tipos de orejas defectuosas. Entre los más comunes tenemos a las que carecen de pliegues en el pabellón, tomando la forma de asas (como en una taza de café). O las que por sí mismas son inmensas, separándose de la cabeza y quedando levantadas hacia delante. Están además las que tienen el lóbulo muy largo. Afortunadamente existe una excelente alternativa para corregir esas alteraciones. Se trata de una cirugía estética que permite a quien sufre alguna de esas anomalías sentirse más a gusto con su propio cuerpo; su nombre: otoplastia.
Oto es una palabra griega que significa oreja. Así, la otoplastia es un procedimiento quirúrgico que da a ésta una forma adecuada. Para tener información de primera mano al respecto, acudimos al Cirujano Plástico Luis Ornelas. Él nos detalla que la intervención se enfoca en resolver el problema estético de las orejas prominentes y defectuosas, y que también es de mucha utilidad para tratar algunas malformaciones congénitas; en cualquier caso, el resultado es una mejoría notable en la apariencia del paciente, ya sea hombre o mujer.
La cirugía se realiza normalmente como un procedimiento de consultorio, bajo anestesia local, aunque en ocasiones se recurre a la sedación cuando el paciente es muy sensible al dolor. En términos generales consiste en efectuar una incisión por detrás de la oreja, con el fin de remodelar los cartílagos, dándole así una forma y posición adecuadas. Puede decirse que es una operación relativamente sencilla (claro, en manos de un profesional).
El tiempo de recuperación va de tres a cinco días, luego de los cuales el paciente puede retomar sus actividades cotidianas.
No se puede hablar de un costo estimado, pues varía de acuerdo a cada caso en particular, y también de los honorarios del médico que lo atienda; no obstante, los beneficios que esta intervención trae a la vida del paciente valen cualquier precio.
¡NO ESPERES MÁS!
La otoplastia se realiza con más frecuencia de la que podamos imaginarnos; y tanto hombres como mujeres recurren a ella. Hoy en día es común que familias enteras se apoyen en este procedimiento para mejorar su calidad de vida.
Aunque no hay una edad específica para operarse, es recomendable que la cirugía se realice antes de los 14 años. Hay que considerar que las orejas alcanzan a su tamaño normal a los cuatro años; así, a partir de ese momento, quien las tenga grandes comenzará a ser la comidilla en la escuela y la burla de los amigos, lo cual probablemente le acarree complejos de por vida. Es por ello que se sugiere a los padres de familia que programen la intervención para sus hijos a una edad temprana. Después de todo, los padres tenemos la obligación de ayudar a nuestros hijos a tener una infancia feliz y tranquila, y eso incluye que en la medida de lo posible les evitemos el trauma de que les pongan apodos hirientes, como “orejas de parabólica”, “el Mickey Mouse” o los que ya habíamos mencionado al inicio. Desde luego, nunca es tarde para recurrir a la otoplastia; si bien la operación no corregirá su pasado, sí lo ayudará a sentirse de maravilla consigo mismo.
Para quienes tienen las orejas ‘despegadas’ existe asimismo una alternativa no quirúrgica, que consiste en aplicarles un pegamento especial en la parte posterior, fijándolas a la cabeza. El efecto dura de 24 a 36 horas.
Cambiar la forma de las orejas para adaptarlas a un canon de belleza no es una obligación, pero sí una opción que indudablemente nos hará estar más satisfechos con nuestra apariencia y eso en definitiva beneficiará a nuestra autoestima.
Correo-e: dramayela@hotmail.com