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Para vivir sin dolor

SALUD

Es fundamental que quienes enfrentan al dolor a causa de una enfermedad tengan acceso a la atención médica que les permita vivir mejor.

Es fundamental que quienes enfrentan al dolor a causa de una enfermedad tengan acceso a la atención médica que les permita vivir mejor.

Adriana Guadalupe Miranda

El sufrimiento no debe ser parte de nuestras vidas, por ello las clínicas del dolor son la mejor opción para quienes enfrentan grandes molestias a causa de una enfermedad. No son espacios físicos, sino una especialidad médica única e invaluable, que se encuentra disponible en nuestro país.

Vivir sin dolor es posible, aun para aquellos que lo sufren a diario debido a un padecimiento grave o terminal. La respuesta está en las clínicas del dolor.

Este término no se refiere a determinados hospitales o edificios, se trata de una especialidad médica conocida también como algología (subespecialidad de la anestesiología), que se enfoca en ayudar a pacientes que viven con todo tipo de dolencias.

Inicialmente esta atención se proporcionaba sólo a enfermos oncológicos -con cáncer-, pero en la actualidad está al alcance de cualquier persona que tenga dolor crónico o agudo, por ejemplo aquellas que padecen hernias de disco, neuralgias, lumbalgias o malestares articulares, entre muchos otros problemas. Vale la pena mencionar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como sufrimiento no sólo a las incomodidades físicas, suman además las psicológicas, espirituales y morales.

POR UNA VIDA DIGNA

Los servicios de una clínica del dolor se basan en los cuidados paliativos, corriente universal que intenta brindar auxilio de manera oportuna tanto al paciente con una enfermedad terminal o que provoca malestar crónico, como a sus familiares. Los procedimientos no intentan sanar al individuo, simplemente se busca atenuar los síntomas que lo afligen con el fin de permitir que disfrute una adecuada calidad de vida. En el caso de los enfermos terminales se busca asimismo “que tengan una muerte digna, sin sufrimientos y principalmente sin dolor”, señala el Médico Algólogo Federico Bernabé.

Para lograr sus objetivos las clínicas del dolor se basan en un sistema de trabajo en equipo, que involucra a diversos especialistas además de los algólogos. Así, intervienen psicólogos, enfermeras, terapistas físicos y ocupacionales, y de acuerdo al caso que se atienda recurren además a geriatras, tanatólogos y otros profesionales de la salud. “Cada uno aporta su granito de arena para que la atención sea integral y enfocada a incrementar la calidad de vida”, apunta Bernabé.

Por otro lado, a los familiares del enfermo terminal o crónico se les denomina cuidadores primarios y son igualmente considerados como pacientes. “Ellos también se enfrentan a un desgaste de salud porque atender a alguien con enfermedad crónica o terminal puede generar conflictos, sentimientos de culpa, miedo y enojo, que afectan su calidad de vida”, indica el entrevistado. Así, se orienta al cuidador primario y se le brinda el apoyo médico que requiera, pues es una realidad que si él se mantiene sano podrá asistir mejor a su familiar.

CONTRA EL SUFRIMIENTO

Las clínicas del dolor se crearon en 1950, después de la Segunda Guerra Mundial, en Cleveland, Ohio, gracias a la iniciativa de dos médicos militares, John Bonica y Duncan Alexander.

A México llegaron desde los años setenta. La primera institución que contó con esta prestación fue el Hospital General de la Ciudad de México, siendo pionero en el área el Doctor Vicente García Olivera. Posteriormente sus alumnos se repartieron en diferentes instituciones y en la actualidad hay clínicas del dolor en casi todo el territorio nacional, tanto en hospitales públicos como privados (en La Laguna el primer centro comenzó a operar en 1996 en el Hospital de Especialidades). Asimismo, existen médicos que ofrecen servicios en este campo de manera independiente.

Es importante resaltar que en el año 2000 se modificó en nuestro país la Ley General de Salud, y gracias a ello se encuentra disponible una significativa cantidad de medicamentos que pueden contribuir a optimizar el estado de quienes viven diariamente con dolor. De igual forma, desde el punto de vista legal se creó la Norma Oficial de Cuidados Paliativos, que indica que ningún paciente debe sufrir si depende de una institución, por lo cual si alguien es aquejado por malestares debe ser enviado a una clínica del dolor.

No obstante, la OMS considera que en México y en un alto porcentaje de naciones en vías de desarrollo el dolor no se maneja adecuadamente; es decir, no es común que quienes sufren de grandes molestias a causa de un padecimiento sean enviados con el especialista indicado. A esto se suma que “mucha gente considera que el dolor es parte de la vida, pero no tiene por qué ser así. Es como tener una caja de analgésicos en el botiquín y no usarlos por temor a volverse adicto o no saber cómo utilizarlos”, compara Federico Bernabé.

Es fundamental que quienes enfrentan al dolor a causa de una enfermedad tengan acceso a la atención médica que les permita vivir mejor. Si usted o alguno de sus seres queridos se encuentra en esta difícil situación, no dude en pedir a su médico que lo asesore para que obtenga la ayuda necesaria.

EL DOLOR NO ES PARTE DE LA VIDA

El hecho de que una persona padezca una enfermedad crónica o haya sido declarada como desahuciada no implica que deba vivir día a día con sufrimiento. Por ello fueron instituidos los cuidados paliativos, que de acuerdo a la Organización Mundial de la salud:

-proporcionan alivio al dolor y otros síntomas angustiantes;

-defienden la vida, contemplando a la muerte como un proceso normal;

-no tienen la intención de acelerar ni posponer la muerte;

-integran los aspectos psicológicos y espirituales para la atención del paciente;

-ofrecen un sistema de apoyo para ayudar a los enfermos a vivir tan activamente como sea posible hasta su muerte;

-ofrecen un sistema de apoyo para ayudar a la familia durante la enfermedad del paciente y en su propio duelo;

-utilizan un enfoque de equipo para atender las necesidades de los enfermos y sus familias, incluyendo el asesoramiento durante el duelo, si es preciso;

-mejoran la calidad de vida y pueden asimismo influir positivamente en el curso del padecimiento;

-pueden aplicarse desde las primeras etapas de la enfermedad, en conjunción con otras terapias que tienen como objetivo prolongar el tiempo de vida, como la quimioterapia o la radioterapia, e incluyen las investigaciones necesarias para lograr un mejor entendimiento y manejo de las complicaciones que puedan afectar al paciente.

Correo-e: amiranda@elsiglodetorreon.com.mx

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