Uno de los mayores riesgos que plantea el escenario nacional, es la tendencia a la dispersión que con un criterio de aprovechamiento partidista o faccioso de corto plazo, lleva a cada individuo, grupo político, a trabajar para su propio proyecto particular, en lugar de hacerlo en una visión de conjunto.
Dos botones de muestra se dan al respecto esta semana, a nivel nacional y en el plano local. El primero de ellos se refiere el modo irresponsable en el que la bancada priista en la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión, utiliza la tasa del Impuesto al Valor Agregado como arma arrojadiza en contra del Gobierno Federal, para recular sobre sus propios pasos a conveniencia.
Como es del conocimiento, el año pasado aumentó la tasa del IVA del quince al dieciséis por ciento como resultado de la elaboración del presupuesto entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. Como en este país se vale de todo, menos hablarle al pueblo con la verdad, a su regreso a sus lugares de origen, los diputados priistas emprendieron una campaña de ataque en contra del Presidente Calderón basada en el aumento de la tasa, señalando como culpable al Ejecutivo Federal, de una decisión de la que es corresponsable esencial la mayoría priista en la Cámara de Diputados.
Un año entero sufrimos los ciudadanos una campaña del PRI que ofendiendo al sentido común, señalaba al Presidente Calderón como el responsable del alza de la gasolina (gasolinazo) el aumento del IVA etcétera, como si la tarea de imponer contribuciones y programar el gasto fuera una actividad que realice el Ejecutivo en solitario, cuando la realidad es que todo ello depende de la aprobación de los legisladores.
En congruencia con tan irresponsable proceder, hace menos de dos meses la bancada del tricolor reunida en el balneario de Ixtapan de la Sal, tomó el acuerdo de reducir la tasa del IVA y a cuenta de tan ligera ocurrencia, emprendió otra andanada de ataques en contra del Presidente de la República.
La cosa es que el lunes pasado, ante la presión de los propios gobernadores priistas que demandan recursos para solventar el ejercicio deficitario de sus dispendiosas administraciones, los diputados del PRI dan marcha atrás, sin revelar un mínimo de rubor o vergüenza.
Otro ejemplo de dispersión desordenada lo encontramos a nivel local en la reyerta que sostienen el Fiscal de Coahuila Jesús Torres Charles y el Director de Seguridad de Torreón Bibiano Villa, en relación con la aplicación de los sistemas de evaluación para el reclutamiento de nuevos agentes de la Policía Municipal.
De acuerdo a los antecedentes el Jefe Policiaco elude los sistemas de la Fiscalía para reclutar aspirantes, con el pretexto de que la Dirección Municipal a su cago aplica sus propios exámenes, lo que desde luego es un despropósito que revela una desconfianza inconfesada entre los niveles municipal y estatal de gobierno, que por tratarse del tema de la seguridad pública pone los pelos punta.
El mal ejemplo cunde y ya no son sólo los Gobernadores los que ejercen el poder como reyezuelos o señores feudales. Cualquier gendarme de crucero se sube en un ladrillo y se marea y cada quién explota su pequeña o grande parcela de poder en aras de su propio proyecto personal o de grupo.
Este tipo de actitudes son reflejo y consecuencia de la confrontación que iniciaron los Gobernadores de los Estados en contra del Gobierno Federal, que ha echado raíces en el escenario nacional, y que tiene su origen en apostar al fracaso de la alternancia y el relevo democrático, para volver a tiempos y prácticas políticas ancestrales autoritarias que quisiéramos ver superadas.
La práctica incivil e insana de "jalar cada quién para su santo" al margen de un proyecto institucional integral que rebase y cubra las diferencias partidistas, cobra facturas al interior del priismo y enfrenta a políticos del mismo signo partidista tricolor, en perjuicio de los ciudadanos.
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