La visita del presidente de México, Felipe Calderón, a la violenta Ciudad Juárez, en Chihuahua, y el importante dispositivo de seguridad desplegado no impidió que ayer se cometieran siete asesinatos en ese estado norteño, informaron hoy fuentes oficiales.
Tres de los sucesos tuvieron lugar en la propia Ciudad Juárez, que Calderón visitaba para presentar una nueva estrategia contra la violencia, y el resto en diversos puntos del estado de Chihuahua.
Todo ello a pesar de la presencia de un fuerte despliegue de seguridad que incluía al Ejército y a efectivos de la policía local y federal. El número de muertes registradas ayer es similar a la media diaria que la ciudad ha venido presentando en 2010.
En la madrugada anterior a la llegada del presidente fueron encontrados en la ciudad los cadáveres calcinados de dos varones en el interior de una tienda de alimentación (el dueño, de 57 años, y un empleado aún no identificado).
Asimismo, mientras Calderón daba su discurso, un joven de 25 años fue acribillado en Ciudad Juárez por un comando armado.
El resto de los asesinatos tuvo lugar en la capital chihuahuense, Chihuahua, y en los municipios de Camargo y Guerrero, según información de la fiscalía del estado.
Ciudad Juárez está considerada la ciudad más violenta de México y en lo que va de año acumula cerca de 300 asesinatos que se atribuyen al crimen organizado.
En los dos últimos años ha sido también la metrópoli mexicana -tiene 1,5 millones de habitantes- con más muertes violentas a cargo de grupos criminales, unas 1.600 en 2008 y cerca de 2.635 en 2009.
En ambos periodos, la cifra representa aproximadamente un tercio de los que se cometieron en todo el país.
En la localidad se enfrentan los cárteles de Sinaloa y Juárez, por el control de la venta de drogas en la plaza y de las rutas de contrabando a Estados Unidos.
La visita de Calderón, que se produce poco después del asesinato en una fiesta de 15 jóvenes sin vínculos con el crimen organizado, tuvo como objetivo presentar un plan para librar a la urbe de tanta violencia.
El mandatario admitió recientemente que el problema no es únicamente de carácter policial, sino que deben tomarse otras medidas para regenerar el tejido social perdido.
Calderón, que fue encarado por una madre que perdió a dos hijos en la reciente matanza de jóvenes y que emocionó al auditorio con un discurso lleno de rabia y desesperación, negó que el Ejército vaya a retirarse de las calles juarenses, como pedían algunas ONGs.
El presidente abogó por atajar la impunidad, revisar el sistema penal y combatir la corrupción en las fuerzas de seguridad, entre otras medidas. Reconoció, asimismo, que la reconstrucción del tejido social llevará mucho tiempo.