Gastos. Para los padres ha comenzado la presión social, económica y emocional para dotar a sus hijos de los regalos deseados; los menores piden de todo y cada vez se interesan más por tecnología.
Al padre que no cumple con lo que le pide el hijo en Navidad ocasiona depresión; ésta a su vez detona el incremento de consumo de alcohol. La cadena alcanza a la madre que lidia con su pareja, provocándole también un estado depresivo, explicó Roberto Escárcega, director de Centros de Integración Juvenil (CIJ).
El organismo estima que en temporada decembrina el consumo de alcohol en los llamados bebedores sociales aumenta 20 por ciento; el fenómeno se relaciona con el estado anímico decaído de las personas.
Además de sentirse impotentes para satisfacer los deseos materiales, también afecta la nostalgia ante la pérdida de seres queridos y por no estar con la familia por residir en lugares diferentes.
Aunado a ello, también hay una explicación científica: en invierno disminuyen las horas de luz y el organismo produce menos del neurotransmisor serotonina.
PREVENCIÓN
El especialista recomienda arreglar los conflictos familiares que se arrastraron todo el año, ocupar el tiempo libre, hacer ejercicio, llevar una alimentación sana como dar preferencia a productos verdes, no comer carne roja ni beber alcohol con exceso.
Es vital establecer comunicación directa para detectar la depresión.
