El Gobierno federal tiene que admitir que los recientes ataques del crimen organizado en Chihuahua, Tamaulipas y Coahuila son actos de terrorismo, para poder enfrentar el problema, advirtió ayer Eduardo Gallo, nuevo presidente de la asociación civil México Unido Contra la Delincuencia.
Gallo, quien es un reconocido activista que ubicó y detuvo a los plagiarios que secuestraron y asesinaron a su hija en el 2000, expuso que el narcotráfico ha incrementado su capacidad de violencia.
El pasado jueves un vehículo explotó en Ciudad Juárez, Chihuahua, causando la muerte de tres personas; el viernes siguiente sicarios cerraron avenidas y se enfrentaron con el Ejército en Nuevo Laredo, Tamaulipas, dejando un saldo de 12 muertos y 21 heridos, en tanto que la madrugada de ayer un comando acribilló a 18 jóvenes en una quinta de Torreón, Coahuila.
"Sólo tiene una lectura y lo digo con mucha honestidad, si vemos otros países, lo que sucedió, estamos entrando a una escalada de mayor violencia que necesariamente tenemos que catalogarla como lo que es: narcoterrorismo.
El activista aseguró que los habitantes de varias entidades del país no pueden continuar viviendo con el temor de perder la vida sólo por salir a la calle.
"Al problema hay que llamarlo por su nombre, estamos ante actos de terrorismo, precisamente este jefe operativo detenido recientemente claramente señala que su trabajo consistía en hacer pintas en bardas para transmitir terror a la población", agregó.
Gallo relevó el pasado jueves a Ana Franco como dirigente de la organización, durante la renovación de los miembros de su Consejo Directivo.
