A menos de un mes que se lleven a cabo las elecciones en Durango, las cuales serán el domingo 4 de julio, el debate de los candidatos a gobernador celebrado el pasado jueves de muy poco sirvió para que los ciudadanos conocieran sus propuestas.
La mala organización del evento, aunado a la falta de seriedad de los propios contendientes, provocó que el debate fuera más un encuentro de reclamos, descalificaciones y comentarios graciosos, que un debate de ideas y propuestas para solucionar los múltiples problemas que enfrenta el estado de Durango.
Ninguno de los cinco candidatos dijo cómo va a solucionar los altos niveles de inseguridad que se viven en el estado, tampoco ofrecieron un plan para generar empleos y aumentar la competitividad de la entidad. Los candidatos a gobernador se limitaron a decir las viejas promesas que siempre se hacen en campaña, sin explicar el cómo alcanzar dichos objetivos.
El candidato por el PRI, Jorge Herrera, se limitó a exponer frases populistas, como el decir que va a donar todo su sueldo, así como lanzar vivas a su partido al mismo tiempo que descalificaba a su antiguo compañero de partido, José Rosas Aispuro, quien ahora es candidato por la Coalición Durango Nos Une (PAN-PRD y Convergencia) y quien tampoco hizo muchas propuestas, pues se la pasó defendiéndose de los ataques de todos los candidatos.
El debate puede definirse como un caos, el cual muestra la pobreza de la clase política y el nulo interés de los candidatos por convencer a los ciudadanos de que voten por ellos con propuestas inteligentes. Mientras en muchas entidades del país hay una mayor conciencia cívica, que obliga a la transformación de los políticos, Durango sigue atrapado en el pasado, en el hacer política a la "antigüita", donde importa más la forma o el circo, que el fondo.
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