Historia. En Dolores Hidalgo, Guanajuato, se encuentra el Museo Casa Hidalgo. EFE
En un escenario social de contrastes, Guanajuato celebra el Bicentenario de la Independencia Nacional. A 200 años de la emancipación de México, las carencias sociales del Estado y de Dolores Hidalgo, en particular, siguen visibles.
Los guanajuatenses vivieron los festejos entre obras suntuosas, monumentos, y un nuevo museo, pero también los vivieron en un clima de desempleo y con el dato de que la entidad presenta los flujos más altos de migración, al ubicarse en el tercer lugar a nivel nacional, sólo después de Michoacán y Zacatecas.
El matrimonio de Antonio López y Margarita Rangel, ambos de 80 años de edad, consideran que a 200 años de la lucha iniciada por el cura Miguel Hidalgo no ha hecho justicia a los pobres. Ellos se ponen como muestra: nacieron con carencias en esta tierra Cuna de la Independencia Nacional y han envejecido en la misma situación.
UNA DE TANTAS HISTORIAS Antonio y Margarita se casaron en 1948, a los 18 años de edad, tuvieron cinco hijos que les ayudan "como pueden" para sus gastos. "Vivimos pobres, así como nos ven todos feos", dice Margarita.
Sentados en una banca en la plaza principal de Dolores Hidalgo, la pareja recuerda la marginación en que vivieron sus abuelos y que ha persistido generación tras generación.
Con la música de José Alfredo Jiménez que ambienta la plaza, Margarita Rangel comentó que desde que era pequeña sus abuelos narraban que la guerra que inició el cura Hidalgo era por los pobres.
"Había pobreza, pero ahora está más triste, ahora hay mucha pobreza, hay mucha más gente y la violencia en México está triste; antes había tranquilidad, había decencia, no había violencia", dice Margarita junto a su esposo, quien asentía con movimientos de cabeza.