"Si el poder absoluto corrompe absolutamente, ¿la falta absoluta de poder te hace puro?"
Harry Shearer
Hay una angustia indudable en el editorial "¿Qué quieren de nosotros?" de El Diario de Ciudad Juárez publicado el domingo 19 de septiembre. No es sólo el hecho de que este periódico, conocido por su independencia, pregunte a un grupo de criminales: "Queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos." Hiriente es el comentario que señala: "Ustedes son, en estos momentos, las autoridades de facto en esta ciudad, porque los mandos institucionales no han podido hacer nada para que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar de que reiteradamente se los hemos exigido."
El Diario ha sufrido los homicidios de dos de sus colaboradores, el joven fotógrafo Luis Carlos Santiago Orozco, asesinado el 16 de septiembre, y el reportero Armando Rodríguez, en noviembre de 2008. Ha sido además víctima de otras agresiones. Ninguno de los ataques ha sido aclarado. Si bien uno puede argumentar que es demasiado pronto para tener resultados en el caso de Santiago Orozco, las autoridades no han podido ofrecer tampoco resultados sobre el de Armando Rodríguez, cuya muerte al parecer quedará sin resolverse como las de cientos o miles de juarenses.
El que un periódico de la estatura de El Diario tenga que hacer su petición a "las autoridades de facto" debe preocuparnos. Cuando un gobierno pierde el monopolio del uso de la fuerza, pierde también su autoridad. Los gobernados quedan indefensos. El derecho es reemplazado por la ley del más fuerte.
Mientras México paga este costo en homicidios y miedo, los estadounidenses, que son la razón por la cual estamos peleando esta guerra contra el narco, aumentan su consumo de drogas. La Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAHMSA) ha señalado que el número de estadounidenses que utiliza drogas de manera consuetudinaria aumentó de 8 a 8.7 por ciento entre 2008 y 2009. Entre los jóvenes de 18 a 25 años el consumo se elevó más, de 19.6 al 21.2 por ciento; pero incluso entre los "viejitos" de 50 a 59 años, quienes están perfectamente conscientes de lo que hacen con su cuerpo, el consumo habitual se ha más que duplicado al pasar de 2.7 a 6.9 por ciento.
No sólo en la Unión Americana está aumentando el consumo. La Encuesta Nacional de Adicciones de México revela que los usuarios habituales de drogas ilegales han pasado de 4.6 a 5.2 por ciento.
Si debemos juzgar el éxito de la política de represión del consumo y el tráfico de drogas por el número de personas que utilizan estas sustancias debemos reconocer un fracaso. Las autoridades a ambos lados de la frontera buscan convencernos de que sus esfuerzos son un éxito porque hay más decomisos, arrestos y muertes, pero no podemos olvidar que la justificación de esta guerra ha sido siempre el impedir que la gente use drogas.
De hecho, quizá la represión no pueda obligar realmente a la gente a dejar de emplear estas sustancias. Lo que sí ha hecho es generar decenas de miles de homicidios y un vacío de poder que hace que hoy un periódico respetado como El Diario tenga que acudir públicamente al narco para que éste aclare cuáles son las nuevas reglas del juego ante la desaparición de los poderes legales en lugares como Ciudad Juárez.
El propio Diario lo reportaba ayer. ¿Se acuerda de los cuatro miembros de la banda de los Artistas Asesinos de Juárez detenidos por la Policía Federal el 5 de julio? Fueron presentados ante los medios en el D.F. como presuntos responsables de 55 homicidios. Después se les regresó a Juárez para ser procesados en el fuero local por robo a mano armada y privación ilegal de la libertad. Ahora el fiscal ha retirado los cargos y el juez no ha tenido más opción que dejarlos en libertad. ¿Fueron víctimas de un montaje o son homicidas que el Estado no pudo juzgar?