"He decidido... lograr el
Traslado de los tres poderes
Del Estado a Ciudad Juárez."
José Reyes Baeza
O entiendo muy bien por qué mudar los poderes del estado de Chihuahua a Ciudad Juárez ayudaría a combatir la violencia. No me imagino que los criminales que han hecho lo que han querido en Juárez en los últimos años se vayan a poner a temblar por un aumento en el número de burócratas en la ciudad.
Tampoco encuentro productivas, sin embargo, las críticas que con tintes políticos se han hecho al gobernador José Reyes Baeza por su decisión. Si algún problema en el país debiera generar la unidad de los políticos es el combate a la violencia.
Es verdad que la decisión de llevar los poderes estatales a Juárez está hecha para llamar la atención de los medios de comunicación. Busca mostrar a un gobernador genuinamente interesado en la situación de la urbe fronteriza. Pero la acción ni mejorará ni empeorará el combate a la delincuencia organizada.
De lo que no hay duda es que la medida tendrá un costo importante que, como siempre, será cargado a los contribuyentes. Los altos funcionarios establecerán oficinas temporales en Juárez, pero las instalaciones de sus dependencias y la mayor parte del personal permanecerán en la ciudad de Chihuahua. Esto obligará a un doble gasto.
Los funcionarios, por otra parte, no se llevarán a sus familias a Juárez, en parte por razones de seguridad, pero también porque no saben cuánto tiempo se mantendrá la orden de operar desde Juárez. Lo anterior obligará a la realización de viajes constantes que también terminaremos pagando los contribuyentes.
El tema de la violencia en Juárez se politiza por la proximidad de las elecciones del próximo 4 de julio. El gobernador tiene derecho a tratar de mudar su Gobierno a Juárez, aunque sea por razones políticas, pero criticar al presidente Felipe Calderón por no haber acudido a Ciudad Juárez personalmente parece un golpe innecesario. También lo son las respuestas de César Nava, el presidente nacional del PAN, y del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. Es igualmente irritante la exigencia de algunos diputados panistas de Chihuahua en el sentido de que, para aceptar la mudanza, debe destituirse al presidente municipal juarense, José Reyes Ferriz, quien fue electo por los juarenses. Hay algo de obsceno en el espectáculo de los políticos que tratan de sacar provecho de las matanzas de Juárez.
Es claro, como lo ha señalado el propio presidente Calderón, que se necesita una nueva estrategia para combatir la violencia. Juárez fue una de las primeras ciudades en que empezó a aplicarse el plan de operaciones conjuntas del Ejército y las policías. De poco o nada ha servido, sin embargo, llenar las calles de militares. Juárez se ha convertido en la ciudad más violenta del país. Además de las ejecuciones, los secuestros y las extorsiones a los ciudadanos se vuelven cada vez más comunes.
No será fácil encontrar una solución a la situación de violencia que vive Juárez. Cualquier medida, sin embargo, tendrá que contar con la colaboración de los gobiernos municipal, estatal y federal, independientemente de los partidos de los que éstos hayan surgido. Infortunadamente, en la guerra de declaraciones que estamos viendo se ve todo, menos el propósito de lograr la colaboración de fondo entre partidos y políticos que permitiría derrotar a la violencia.
CULPAR AL RIVAL
Quizá tiene razón el presidente Calderón cuando señala que, de haberse realizado hace años las obras hidráulicas necesarias, probablemente no se hubiesen registrado las inundaciones que hemos visto en el Oriente del Valle de México. La construcción del emisor Oriente es, en este sentido, una medida saludable. Pero no deja de ser de mal gusto el tratar, una vez más, de aprovechar una tragedia para atacar a los rivales políticos. Las culpas de no haber construido las obras de infraestructura necesarias en la zona pueden atribuirse a gobiernos de los tres principales partidos políticos.
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