Volví a contemplar, con maternal abrazo,
La maternidad dormida del antaño;
Cuando sostengo en mi entumido brazo
La vida que se asoma al primer año.
Con ecos del pasado yo me cobro
La satisfacción, de por sí, muy anhelada
De estar pisando así el segundo rubro
Y sentirme de estrellas tachonada.
Que de mí se desprenden cinco vidas,
Y así comienza la segunda oleada
Que a medias comparto, y a escondidas,
Consentiré, satisfecha y admirada.
Aceptaré los que vengan con cariño
Que todavía no olvido la jalada;
Aunque las fuerzas pierda emocionada,
¡Una porra por los niños! Yo les pido.