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POSDATA SECRETARIAL

PROFRA. PILAR D. R. DE LÓPEZ

APRECIABLES LECTORES:

El deseo de complacer puede beneficiar a otros, pero a ti te puede impactar en tu vitalidad y en tu habilidad para funcionar bien. En estudios llevados a cabo por expertos, este rasgo se manifiesta desde los tres años de edad en las niñas; en particular, en tales rituales típicamente femeninos como son los regalos y el ofrecer fiestas.

SITUACIONES QUE SE PRESENTAN

En nuestra cultura el deseo de complacer a otros es sumo grado positivo, ayuda al tejido social, pero el problema comienza cuando tu deseo de completar inhibe tus habilidades para hacer un buen trabajo, reduce tu tiempo, no respeta tus prioridades y trastorna tu control.

PRIMEROS AUXILIOS PARA ESTA DEBILIDAD

¿Cómo puedes combatir esta tendencia? En primer lugar debes aprender a decir "no" -y realmente sostenerte. Evitar colaborar en proyectos que no se relacionan con tu trabajo, ofreciendo una disculpa y una explicación lógica de tu negativa; procurando que ésta sea breve y amable.

Ante una petición de ayuda nunca contestes con un "quizás" el quizás desafortunadamente, es una respuesta socorrida. En realidad no piensas acceder, pero crees que un "quizás", en lugar de un "no", se oye mejor; pero generalmente la persona que solicita tu cooperación lo toma como una posibilidad y finalmente, cuando le dices que no; va a molestarse.

DOS HÁBITOS QUE HAY QUE CONSIDERAR

Éstos son dos tipos de lenguaje corporal que pueden ocasionar problemas.

1.-La sonrisa. Está comprobado que las mujeres sonríen más que los hombres, muchas veces una sonrisa favorece, pues alivia la ansiedad, pero no siempre. En los negocios, por otra parte, la otra persona puede interpretar una sonrisa como que está asustada, complaciente o intimidada. En un mal momento una sonrisa puede ser una mala señal de superioridad.

2.- El asentir con la cabeza. Esta costumbre de aceptar o consentir en algo con un movimiento de la cabeza es muy utilizada por las mujeres, sin embargo, puede presentar algunos inconvenientes. Muchas veces lo hacemos por costumbre o inconscientemente, lo que puede confundir a nuestros escuchas.

APRENDER A RECIBIR CRÍTICAS

Una parte inevitable del trabajo es recibir críticas del jefe respecto a tu trabajo; no importa lo talentosa y capaz que seas, habrá ocasiones en que cometas errores. Lo importante es que no debes tomar estas llamadas de atención en sentido personal. Esta actitud te incita a reaccionar a la defensiva: te irritas, te amargas, te preocupas, lloras y discutes. Mantén la calma y llega a un arreglo.

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