En algún momento las asistentes se preguntan a sí mismas: “¿Estoy en la posición donde debería estar en mi trabajo?”. Para contestar a esta pregunta es necesario reexaminar viejas metas y quizás fijar unas nuevas.
Una evaluación personal de tu trabajo podría ayudarte a detectar áreas problemáticas, si es que hay algunas, y también reforzar tus puntos fuertes. Tu valoración puede clasificarse en tres categorías:
1- definitivamente
2.-hasta cierto punto
3- necesita mejorarse.
1. ¿Has estado viviendo de acuerdo a tus expectativas originales?
2. ¿Has aprovechado las oportunidades para mejorar?
3. ¿Te fijas metas para tu superación y te empeñas en alcanzarlas?
4. ¿Aumentan tus responsabilidades al ir adquiriendo experiencia en tu trabajo?
5. ¿Eres persuasiva y motivas a otros para que hagan las cosas bien?
6. ¿Cooperas y trabajas como miembro de un equipo o un grupo?
7. ¿Puedes hacer una crítica con tacto, sin ofender?
8. ¿Tienes una buena comunicación con tu supervisor, le haces sugerencias?
9. ¿Tomas parte en las decisiones gerenciales que afectan a tu trabajo?
10. ¿Luchas por lo que consideras justo?
11. ¿Te has mantenido al tanto de los cambios y exigencias de tu trabajo?
12. ¿Encuentras tu trabajo aún como un reto?
13. ¿Has aprendido a resolver más problemas?
14. ¿Planeas tu trabajo con anticipación?
15. ¿Aceptas la responsabilidad de tus errores?
16. ¿Te desanimas frente a las contrariedades?
17. ¿Tomas en cuenta los intereses de la empresa?
18. Si dejaras tu trabajo, ¿lo resentiría la empresa?
19. ¿Has solicitado que te asignen más responsabilidades?
20. ¿Tienes buena comunicación con tu jefe? Revisa tus respuestas y pon atención a los puntos que requieren cambios. Tal vez te vas a sorprender de lo bien que has resuelto los retos de tu profesión.
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