La lectura tiene un objetivo; así pues, usemos nuestras habilidades de lectoras para lograr lo que nos proponemos. La habilidad más importante es cambiar el paso de acuerdo al material que estamos leyendo. Pon atención al motivo de tu lectura, puede ser la idea básica lo que estás buscando o los factores: “quién, qué, cuándo y dónde” o los detalles en secuencia.
MÉTODOS BÁSICOS
Hay dos métodos fundamentales en la lectura rápida: Escudriñar: leer rápidamente para captar el sentido general de lo que trata el material y escanear: proceso usado para localizar información específica. Para mejorar tu promedio de lectura y nivel de comprensión, sigue las siguientes recomendaciones de algunos centros de lectura rápida:
APRENDE A ELIMINAR PALABRAS
Muchas palabras añaden poco o nada al significado de las ideas del lector. Procura suprimir las palabras que no son clave para tu propósito.
NO PRONUNCIES EN TU INTERIOR LO QUE LEES
No repitas o murmures cada palabra que estás leyendo. Esto baja tu promedio de lectura hasta alcanzar el equivalente a la velocidad de cómo hablas –usualmente doscientos cincuenta palabras por minuto.
NO SIGAS CON EL DEDO LO QUE LEES
Apuntar a cada palabra individual de lo que lees interfiere con tu captación de lo que estás leyendo.
LEE PARA CAPTAR IDEAS
Se lee más rápido porque se ha aprendido a pensar con rapidez y a relacionar las ideas una con otra con más facilidad. En artículos cortos, los párrafos iniciales y finales con frecuencia contienen conceptos clave para una mejor comprensión.
PRACTICA CON REGULARIDAD
Tú puedes mejorar tu lectura si dedicas de 15 a 45 minutos al día a una lectura disciplinada. Trata de mover los ojos con rapidez a lo largo de las líneas. Evita pausas innecesarias y volver a leer lo que ya has leído varias veces. Mantén los logros obtenidos continuando tu lectura. Las habilidades de lectura, como otras destrezas, decaen cuando no son usadas.
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