¿Estás demostrando a los demás cómo realmente valoras tu trabajo? Por la manera como manejas las interrupciones, las fechas límite, las preguntas, las solicitudes, etc. En estos esfuerzos por cumplir quizás empieces a sentir que estás perdiendo el control de tu tiempo.
UN ESTUDIO DE TUS ACTUACIONES
La clave para lograr una mejoría en tu actuación sería analizar tus malos hábitos. Estas actuaciones pudieran ser la causa de tu malestar: 1. ¿Llegas al trabajo sin un plan preciso? 2. ¿Empiezas tu día con una amena charla con los compañeros? 3. ¿Abres tu correo electrónico y tratas de responder a cada mensaje de tu bandeja de entrada? 4. ¿Saltas de una tarea a otra –teléfono, luego correo electrónico, intercalando visitas– finalmente terminas muy pocas tareas, actividades o proyectos al finalizar el día? 5. ¿Recibes una nueva tarea sin hacer ninguna pregunta? 6. ¿Das por sentado lo que las personas piensan o creen? 7. ¿En tu prisa por terminar un trabajo que tienes que corregir, escribes y hablas de prisa causando malos entendidos o preguntas adicionales? 8. ¿Haces pocas preguntas, auque no te haya quedado claro lo que se te pregunta?
NORMAS PARA UN CONTROL EFECTIVO
Éstas son algunas estrategias para echar a andar a una nueva asistente: 1. Aflojar el paso 2. Practicar la disciplina –ésta es la segunda más rápida manera de mejorar la productividad. 3. Ser buena escucha y hacer preguntas inteligentes. 4. Procurar encontrar soluciones permanentes. 5. Ser consistente, paciente y calmada. 6. No representar el papel de “víctima”. 7. Fijar límites y respetar tu tiempo. 8. Enfocarse en una cosa a la vez. 9. Entrenar a otros cuando sea necesario. 10. Cambiar el saludo de los mensajes de voz al menos cada semana.
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