Luto. Estudiantes rezan en el campus después que la profesora matase a tiros a tres miembros del departamento de biología. EFE
WASHINGTON, EU.- Amy Bishop, la profesora de biología que asesinó a quemarropa a tres compañeros de departamento en la Universidad de Alabama, ha sido acusada del triple asesinato y de un cargo de muerte premeditada, que le puede acarrear la pena capital.
Las investigaciones sobre el pasado de Bishop revelaron que en 1986 mató a su hermano, de 18 años, de un disparo a quemarropa en el estómago, aunque en aquel entonces se consideró que había sido un accidente.
El entonces jefe de Policía relató que Amy Bishop había preguntado a su madre, en presencia de su hermano, cómo se descargaba un revólver, y con el arma en la mano, disparó. Según el policía, todos los indicios apuntaban a un accidente, informó ayer la versión digital del diario The Boston Globe.
La pasada noche la fiscalía formuló las acusaciones contra esta profesora de biología, que abrió fuego contra sus compañeros en una reunión del departamento en el campus de Huntsville.
Los primeros indicios apuntan a que Bishop, de 42 años, estaba airada por no haber sido promocionada con un contrato fijo.
Como consecuencia del tiroteo murieron tres profesores de biología y otros tres empleados de la universidad resultaron heridos de diversa consideración.
Los fallecidos han sido identificados como María Ragland Davis, una profesora senior del departamento, Gopi K. Podila, el jefe del departamento de Ciencias Biológicas, y Adriel Johnson, uno de los profesores de la facultad.
Los heridos fueron trasladados a un centro hospitalario. Dos de ellos, el profesor de microbiología Joseph Leahy y la asistente del departamento, Stephanie Monticell, se encuentran en condiciones críticas, en tanto que el profesor Luis Rogelio Cruz-Vera se encuentra estable.
El marido de una de las fallecidas, María Ragland Davis, explicó que su esposa iba a reunirse con Bishop para hablar de la posibilidad de que la acusada pudiera pasar a ser empleada fija, lo que le daría una mayor seguridad laboral.
En la reunión, relataron testigos presenciales, Bishop se encolerizó y comenzó a disparar. En ocasiones, María Ragland había dicho a su marido que Bishop "no era capaz de afrontar la realidad" y que "no era tan buena como pensaba".