Propinas, una forma de vida entre los mexicanos
En México la tradición de otorgar una compensación -propina- derivada de un "buen servicio", es una práctica muy socorrida desde hace muchos años y con la crisis económica, cada vez más personas están dispuestas a trabajar a través de este esquema de remuneración ante la falta de un empleo formal o por los bajos salarios que se ofrecen.
Thierry Berssac, director general de Hewitt, empresa de consultoría en recursos humanos comentó que el fenómeno de las propinas es una práctica a la que cada vez más personas están recurriendo, porque el salario que se paga en fábricas o talleres dejó de interesarles, "ya no alcanza para cubrir las necesidades básicas del hogar, entonces prefieren trabajar en empleos que, aunque no cuenten con las prestaciones de Ley, sí garantizan más dinero".
En la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el último trimestre de 2009 se contabilizó a 2 millones 75 mil 415 personas que viven de ingresos no salariales como propinas, comisiones y honorarios. La mayor cantidad percibe de uno a dos salarios mínimos y se encuentran en el sector de servicios.
Datos del Gobierno del Distrito Federal detallan que existe una población de 107 mil 890 personas que se desempeñan a través de un esquema de propinas en la capital del país, de éstas, 69 mil 595 mil son mujeres y 38 mil 295 hombres.
LA CRISIS ES UN FACTOR ADICIONAL Mario Zavala Ojeda, director académico de la Maestría en Dirección de Empresas para Ejecutivos con Experiencia (EMBA), del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), comentó que el empleo formal se ha empobrecido a causa de la crisis económica. "Cada vez estamos viendo nuevas formas de contratación con menores ingresos y, por el contrario, el trabajo informal está aumentando desmedidamente, es un fenómeno que se presenta regularmente cuando hay una crisis".
En esta ocasión el problema se ha profundizado por la pérdida del poder adquisitivo de las familias y si a esto se agrega la baja productividad y la calidad de empleo que se está generando con salarios bajos, los problemas se complican, añadió el especialista.
Guillermo Velázquez Valdez, subdirector de la consultoría del Centro de Investigaciones Económicas Administrativas y Sociales (CIECAS), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), mencionó que el salario mínimo de 57.46 pesos al día no cubre los gastos básicos de la familia media. "Nadie en este país vive con un salario mínimo, por lo que los empleados tienen que buscar otra manera de obtener más ingresos para compensar".
Ante una mayor necesidad de dinero prefieren lanzarse a la informalidad o dedicarse a trabajar por propinas, aunque no tengan seguridad social, añadió.
"La gente se va a trabajar como cargadores en la Central de Abastos, como despachador en las gasolineras, de cuida-carros, en fin, existen varias formas de emplearse sin la necesidad de un salario. Las propinas garantizan ingresos superiores a cuatro salarios mínimos", dijo.
Agregó que es evidente que el sistema de previsión social está fallando porque no se generan los trabajos que se requieren, y los que se abren no tienen la calidad para retener al talento humano.
Velázquez Valdez mencionó que el aumento de personas mayores en la población representa un problema para el país, porque la gente que se retira esperanzada en su pensión tiene que regresar a trabajar para poder cubrir sus necesidades básicas al no tener los recursos suficientes al momento de su retiro, por ello, muchas personas mayores acceden a trabajar como empacadores en los supermercados y vivir de las propinas.
EFECTO BOLA DE NIEVE
Especialistas comentaron que la pérdida del poder adquisitivo impide a hijos, nietos y demás parientes cercanos, aportar recursos a los abuelos o papás, ya que ni ellos mismos pueden solventar sus gastos. Esto obliga a que cada vez más personas mayores salgan a la calle a buscar alguna forma de obtener ingresos que regularmente se encuentra en algún tipo de servicio que no garantiza un sueldo, pero que les permite obtener un ingreso no fijo que les ayuda a sobrevivir.
Jorge Orozco Ortiz, abogado especialista en derecho económico comentó que el Gobierno tiene constitucionalmente facultades exclusivas para generar más fuentes laborales a través del sector productivo nacional, además cuenta con instituciones como el Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas de Solidaridad (Fonaes) que debe impulsar la generación de empleo social en los estratos medio y bajo. Aunque está en el papel, todos los programas que promueve no tienen difusión y no permean a la sociedad que los necesita.
Es precisamente con estos programas de fomento a la empresa social como debería responder el Gobierno, haciendo mejor uso de los grandes fondos destinados a programas que sólo benefician a una cuantas personas, mencionó.
Es evidente, dijo Jorge Orozco, que las política de impulso al empleo del Gobierno Federal no están cumpliendo el objetivo de generar trabajo en las capas más vulnerables de la sociedad. "No es clara la forma de cómo se asignan los recursos ni la difusión de los programas".
Mario Zavala, del IPADE detalló que los recursos que otorga el Gobierno Federal de nada sirven cuando se van a un fondo perdido, lo que se necesita es ayudar a las personas a crear negocios que garanticen una forma digna de vivir, en los que se paguen impuestos y los créditos se retornen para apoyar a nuevos proyectos productivos.