Los sindicatos franceses no se rinden. El jueves realizaron más protestas en las calles de Francia y su huelga ha generado incertidumbre en los vuelos, aun cuando el parlamento ya aprobó el impopular plan del presidente Nicolás Sarkozy para elevar la edad de retiro.
Con un esfuerzo de último momento, los trabajadores trataban de convencer al conservador Sarkozy de que no promulgue el proyecto de ley que hará que los franceses trabajen hasta los 62 años antes de poder jubilarse.
Pero Sarkozy se ha rehusado a dar marcha atrás hasta el momento, a pesar de las dos semanas de huelgas en las que se han cancelado trenes, cerrado refinerías de petróleo y ocasionado escasez de gasolina.
El jueves fue el séptimo día de marchas contra el plan en octubre, pero las huelgas han perdido ímpetu en los últimos días.
Algunos trenes fueron cancelados el jueves, pero el problema fue más grande para las aerolíneas. Un tercio de los vuelos en el aeropuerto Charles de Gaulle y la mitad de los de Orly, ambos en París, han sido cancelados.
La oposición socialista planea impugnar la constitucionalidad de la iniciativa ante un concejo especial. Sarkozy debe esperar la aprobación del concejo antes de promulgarla, un paso que se espera para mediados de noviembre.
Aunque las huelgas están perdiendo ímpetu, la escasez de combustible que han generado sigue siendo un problema. Algunas estaciones de gasolina aún permanecen cerradas debido a la huelga en la refinería, cuyo impacto ha sido mayor en los alrededores de París y en el oeste de Francia.
Los trabajadores portuarios han exacerbado la escasez. Decenas de buques tanque permanecen en aguas del puerto de Marsella, en el Mediterráneo, a la espera de ser descargados. El puerto de Le Havre, en Normandía, enfrenta una situación similar. Los trabajadores del puerto han estado protestando por un mes, en parte por el plan de reforma a las jubilaciones, pero su principal interés es una reforma portuaria.
Los sindicatos consideran que la edad de retiro a los 60 años es un pilar del generoso sistema de seguridad social de Francia, pero el gobierno argumenta que el sistema de jubilaciones está en peligro sin la reforma porque los franceses ahora viven más: un promedio de casi 85 años para las mujeres y de 78 para los hombres.