Funeral. Familiares de los 13 jóvenes asesinados durante una fiesta por un grupo armado, asisten a su funeral, en Ciudad Juárez. EFE
Supuestas detonaciones de armas de fuego provocaron anoche una estampida humana en el Palacio Municipal de Monterrey, lo que dejó por lo menos 5 personas lesionadas, reportaron fuentes policiales.
El secretario de Seguridad de Monterrey, Jorge Fernando Garza, dijo que los hechos se registraron alrededor de las 19:00 horas en los bajos del edificio de la administración municipal, ubicado en el Centro de esta ciudad.
Decenas de familias se encontraban reunidas en dicho lugar en uno de los eventos dominicales para personas de la tercera edad, y en cuestión de segundos se desató la histeria ante el supuesto sonido de una balacera.
"No sabemos determinar exactamente de dónde venían esas detonaciones, no está confirmado por mi parte que hayan sido detonaciones de armas de fuego", indicó el funcionario.
Añadió que "la gente se asustó, corrió y hay varios lesionados, leves, pero hay lesionados".
Paramédicos de las cruces Verde y Roja atendieron a los lesionados y a varias personas que sufrieron crisis nerviosa, principalmente niños, personas de la tercera edad y madres de familia.
Un hombre de la tercera edad, no identificado, terminó con el rostro ensangrentado al caer y recibir los pisotones de la estampida humana generada en el lugar.
Por otra parte, el funcionario también reportó una presunta balacera en el cruce de las avenidas Juárez y 5 de Mayo, luego que un grupo de pandilleros secuestró un camión urbano y bloqueó la vialidad.
Velan cuerpos
Los cuerpos de los 13 jóvenes asesinados la madrugada del sábado en una fiesta en la urbe de Ciudad Juárez, Chihuahua, fueron entregados a sus familiares y velados, algunos de ellos en una emotiva ceremonia en una iglesia local.
En la mañana los ataúdes de las seis mujeres y 7 hombres fueron entregados a las familias en la funeraria "Ríos".
Desde ese lugar los cuerpos fueron trasladados en camionetas de servicios funerarios al barrio Riberas del Bravo etapa 7, donde vivía la mayor parte de los menores asesinados. Nueve de los cuerpos fueron velados en la privacidad de sus viviendas, y cuatro en la iglesia El Señor de los Milagros, ubicada en el mismo barrio.