Si recuerda el lector las diferentes crisis o colapsos financieros o "shocks" financiero-económicos, que han sucedido en el mundo y que muchos de ellos han culminado en quiebras masivas de bancos en la escala internacional. Por ejemplo recuerde aquel lunes negro de 1987 con la caída de Wall Street y su impacto mundial; O aquel famoso efecto "tequila" en el mundo con el colapso financiero en México en 1994-1995; o en 1997 aquella crisis asiática procedente de "burbujas" financieras sin precedentes; O la suspensión de pagos a tenedores de bonos y otros papeles de Rusia en 1998; o el efecto de los ataques terroristas en la gran manzana de New York en 2001; o simplemente la última crisis financiera por los nefastos créditos "subprime" en Estados Unidos en 2008.
Y ahora en el 2010 no nos escapamos con la bien conocida crisis de déficit fiscales de algunos países del viejo continente de Europa, y es fecha que aún no se conocen bien a bien los efectos que tendrá en la economía mundial y es ahí en donde radica está la incertidumbre de los mercados en la actualidad y de las perspectivas económicas internacionales.
Sin embargo, para aminorar la incertidumbre prevaleciente por este colapso europeo existen hoy en día mecanismos para evaluar las condiciones del sistema financiero ante una coyuntura como la que conocemos, y ese mecanismo son las llamadas pruebas de estrés.
Precisamente a raíz de todos esos colapsos que mencioné líneas arriba, nace en 1999 el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, en cuyo seno organizaciones como el Banco Mundial, como el Fondo Monetario Internacional y la propia comunidad financiera internacional desarrollan técnicas para evaluar con mayor precisión los sistemas financieros.
Y una de esas técnicas son las llamadas Pruebas de Estrés.
Con ellas lo que se intenta es evaluar la capacidad del sistema financiero de un país para resistir a diversos "shocks" internos o externos al país en cuestión.
En realidad una prueba de estrés se define como una simulación de los efectos y de las respuestas del sistema financiero (que se evalúa) ante cambios en las formas de riesgo de severidad inusualmente intensa de baja probabilidad pero verosímiles.
El cuidado aquí es que cuando la economía de una país cae, entonces la pregunta es qué tanto "aguanta" su sistema financiero, es decir si quiebra o no, de tal manera que si quiebra arrastrará con el ciclo aún más la economía y se empeoran las cosas arrastrando a su vez otras economías relacionadas en tanto que ya estamos hablando de un mundo cada vez más interdependiente.
Una noticia buena es que por ejemplo España anunció hace unos días que realizará pruebas de estrés, similares a las que Estados Unidos hizo en 2008 cuando su enorme crisis financiera.
Y los resultados de estas pruebas se publicarán seguramente para finales de mes, lo que incidirá en darle una mayor certidumbre a los mercados, y quizá una mejor perspectiva si se pasa bien la prueba o se toman con tiempo las medidas necesarias para corregir rumbos.
Así mismo para el resto de Europa, en donde el jueves pasado que se reunieron los ministros de Finanzas de la Unión Europea se dijo que también realizarán pruebas de estrés a los 25 bancos más importantes de Europa, y señalaron que en el mes de julio las anunciarían.
Estas pruebas considero que son muy positivas para los mercados, ya que hacen un examen minucioso relacionado con tasas de interés, análisis de riesgos, liquidez, situación de la moneda, crédito, niveles de capitalización, de reservas, y cuestiones operativas entre otras evaluaciones.
Y de este modo un banco que ande mal inmediatamente habrá que tomar las medidas pertinentes para dar acciones correctivas inmediatas, como cuando sucedió con Estados Unidos en donde recuerdo que después del anuncio de las medidas solutivas los mercados empezaron a "volar".
En México, con la experiencia de la crisis financiera de 1994-1995, se fue preparando poco a poco al sistema financiero nacional y en particular la banca se ha visto en general fortalecida y desde entonces ha estado cumpliendo frente a organismos y bancas internacionales con los parámetros de liquidez, capitalización y reservas que les requieren.
Y ello le ha dado mucha tranquilidad a sus usuarios, y la ha hecho menos vulnerable a los "shocks" externos, como los que hemos vivido en los últimos tres años con cuyos efectos se han afectado fuertemente muchas economías.
No obstante lo anterior insisto, México y su sistema financiero la han librado bien.
Para terminar, sabemos entonces que esta gran incertidumbre que ha causado últimamente Europa es un enemigo de los mercados, fortalece la aversión al riesgo e invita a la volatilidad sin embargo, viendo la perspectiva más halagüeña se augura que se irá diluyendo con medidas como las que aquí se señalaron con las pruebas de estrés dando a los mercados probablemente una mejor perspectiva para la segunda mitad del año.
En este sentido en particular el índice de precios de la Bolsa Mexicana de Valores se espera termine con buenos rendimientos, tanto por la buena influencia de los mercados externos como por su positiva perspectiva de la economía mexicana para este año.
