Tengo una amiga que se pasó toda la mañana llamando por teléfono a una serie de números que había escrito en papeles sueltos, o libretas, con tan sólo la numeración y un nombre, y que tenía diseminados en cajones, libretas, bolsos, sacos, etc., los que fue guardando hasta que llegó el momento que se dijo: "voy a hacer una depuración y vaciarlos a mi directorio para eliminarlos"... pero, ¡oh sorpresa!... no pudo empatar los números con personas conocidas. Por ejemplo: equis número y el nombre que lo acompañaba, María... Empezó a recorrer sus Marías y nunca dio con ella; y lo mismo le sucedió con todos los demás, no logró empatar nada con nada.
Bueno, se dijo, no hay problema, voy a llamar a cada uno y preguntar por cada nombre escrito y ya está resuelto el asunto... pero, ¡oh sorpresa!... en todos los números le contestaron con temor, recelo, sospecha, etc.; e inclusive en una casa hasta le sucedió una cosa simpática: contestó una mujer y al preguntar a dónde llamaba, la señora contestó con groserías y colgó; y a continuación (como se queda grabado el número telefónico) llamó un hombre diciendo que quién era y por qué llamaba, porque la esposa le había hecho un tango reclamándole que "qué casualidad que alguien llamara aparentando ignorancia"... mi amiga colgó porque la tomó por sorpresa y tuvo que descolgar el teléfono ese día porque la señora seguía insistiendo en saber porqué tenía ese nombre.
Naturalmente, que todo esto se da en personas mayores, debido al deterioro de la memoria por la edad, de ahí que la recomendación es que si estás en ese rango, cuando escribas un número no sólo lo acompañes del nombre; agrégale también apellido, oficio, motivo por el que lo anotaste, fecha, etc., así no estarás sufriendo en saber ¿quién?, ¿cómo? y ¿cuándo?... además, te evitas de meter a otras personas en conflicto.
Recuerden que... ni modo... ya tenemos al enemigo "apoltronándose" en casa... el Alzheimer.
