La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska adjudicó el Premio Nobel de Medicina al británico Dr. Robert G. Edwards, biólogo de la reproducción, por sus avances pioneros en el tratamiento de la infertilidad y su desarrollo del procedimiento de fertilización in vitro, logrando a la fecha unos cuatro millones de nacimientos por medio de esa técnica. Este premio debió compartirlo con el ginecólogo británico Patrick Steptoe, quien murió en 1988.
Hoy en día son tan comunes que con tan sólo escuchar: "in vitro", ya se sabe de qué se está hablando, pero hace 30 años, en que se logró el primero de ellos en la británica Lesley Brown, causó una gran controversia por las implicaciones morales que conlleva. Actualmente sigue la controversia porque para conseguir un nacimiento, deben sacrificarse varios óvulos fecundados, pero los resultados positivos han sido impactantes: 4 millones de nacimientos a la fecha, lo que constituye una cifra igual de parejas felices y agradecidas al procedimiento.
Recuerdo en julio de 1978 las noticias de primera plana en los periódicos y las portadas en las principales revistas del mundo sobre el primer nacimiento con este método y el nombre de la madre en el anonimato (porque no se sabía con certeza el resultado final en el producto), pero promocionado como un gran triunfo de la medicina. Cada año, millones de parejas presentaban problemas de infertilidad, sobre todo en la mujer por bloqueo en las trompas de Falopio. Edwards y Steptoe, después de años de investigaciones, habían logrado fertilizar un óvulo fuera del cuerpo de la mujer, pero no tenían éxito en la implantación de óvulo ya fecundado en la matriz, y los que habían conseguido sólo subsistían unas cuantas semanas, hasta que Lesley Brown logró superar las primeras semanas. La diferencia consistió en que las implantaciones anteriores se habían hecho después de que el óvulo fecundado in vitro se había dividido en 64 células, aproximadamente después de los cinco días, y con Lesley fue implantado a los dos días y medio y así no hubo ningún contratiempo. A partir de entonces los nacimientos se multiplicaron.
Había muchas dudas sobre el "bebé de probeta" en el sentido de que pudiera tener alguna anormalidad por el tiempo que permaneció "in vitro", pero fue una niña hermosa y llena de vida a quien se le llamó Louise Joy; pero la comunidad médica estaba muy al pendiente de su desarrollo, el cual, afortunadamente, siempre fue excelente. Actualmente Louise está casada y tiene un bebé, Cameron, pero fue su hermana, nacida tres años después que ella por el mismo método, quien se llevó el crédito de ser la primera "bebé de probeta" que dio a luz un niño.
En México, la ciudad de Monterrey fue la pionera y en 1988 nacieron los primeros "bebés probeta" con éxito, quienes se entrevistaron con Edwards en su visita a nuestro país en el año 2000.
