LOLA LETY
Es muy doloroso escribir estas líneas acerca de alguien tan significativo para mí, pero espero que el hacerlo me produzca un sentimiento de paz ante la pérdida de una sobrina muy querida, que nos dio lecciones de amor y de aceptación de los sufrimientos físicos que inexplicablemente le tocaron vivir.
En todo este tiempo fue muy reconfortante para Lola Lety el amor que recibió de sus hijos, de sus padres, hermanos, primos, tíos, y las incontables muestras de afecto y de colaboración en los eventos que se realizaron, tanto por parte de los amigos(as) de ella y de la familia, como de personas solidarias que sabían de sus problemas de salud y decidieron apoyarla.
Lola Lety siempre fue una persona con un carácter apacible y tranquilo; nunca demostró rebeldía, a pesar de situaciones dolorosas, sino todo lo contrario, tenía muchos deseos de vivir y conforme le sucedían los padecimientos, los iba sorteando, siempre asistida por la familia que en todo momento estuvo a su lado cuidándola y confortándola, con el ejemplo de la fe y la fortaleza de su señora madre. A todos nos afectó su dolor, pero ella, como un testimonio viviente, siempre externó confianza en que iba a sanar, dándoles ánimo a todas las personas que le rodearon para continuar adelante.
Pero Dios Nuestro Señor la necesitaba, y a pesar de todos los esfuerzos realizados para recuperar su salud, el 25 de diciembre se la llevó "a cenar con Él", como dijo su mamá, para confortarla y amarla como ella lo merecía. Descansa en paz, querida Lola Lety, te amamos y permanecerás para siempre en nuestros corazones.