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Puro veneno; quién se avienta

No Hagas Cosas Buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Hoy el tema vuelve a ser recurrente de lo que pasa en La Laguna: el arsénico es un metal pesado que nos está matando lentamente a todos lo que consumen agua de la llave que está presente en el líquido que surte el Simas. Metal pesado, el arsénico es un elemento que se convierte en real veneno para el consumidor cuando se ingiere en cantidades considerables, pero también es maléfico cuando la ingesta es prolongada en dosis superiores a lo permitido. Para el caso, la norma oficial mexicana indica que el índice permito de arsénico en el agua debe ser .025 miligramos por litro. En Torreón, Simas ha reportado veinticuatro pozos que superan la norma y nueve más que ya están cerca de ella, Gómez Palacio incluso ya tiene 4 pozos con el mismo problema. Hay extracciones que tienen más del doble de lo que se permite, de ese tamaño es la gravedad.

El asunto no es en lo absoluto nuevo. Desde hace más de una década el asunto del hidroarsenicismo ya era conocido, y sus males también. La agenda pública se desvió hacia otros derroteros como lo fue en su momento el plomo en aire que emitía Peñoles y que tantos males causaron en su momento, principalmente en la niñez se acentuaban sus efectos. Y el que nuevamente se hable del veneno en el agua es oportuno porque éste había desaparecido ya de la palestra.

Los males que se causan por este mal van desde la provocación de cáncer en el hígado, en la vejiga, en el riñón o en la piel. La diabetes, enfermedades cardiovasculares y hasta daño genético, son todas consecuencias que puede precipitar este elemento.

Una vez que nuevamente se habla del asunto y lo grave que ahora se ha puesto, las cantidades que lleva el fluido por la red pública para el consumo humano, muchas voces se han expresado. El alcalde Olmos, diputados locales - qué pequeña es la visión de la diputada Verónica Martínez, qué poco entiende de la situación, pero bien que habla de ello-.

Una de las vías para evitar que se siga suministrando el venenoso arsénico, es ciertamente la reducción del mismo a través de la instalación de filtros especializados que reduzcan la cantidad del metal para meterlo dentro de los márgenes de la norma. El dinero necesario en la instalación de filtros que tiene un costo unitario de un millón ochocientos mil pesos.

Hay propuestas de impactarlos a los consumidores por diferentes mecanismos, lo que significaría una sangría para los contribuyentes. El problema es mucho más sensible de lo que parece, puesto que las clases acomodadas al final de cuentas tienen acceso a la compra de agua embotellada, lo que evita consumir el vital líquido con el arsénico. Por ello suena injusto que los filtros los pagara la gente, porque los de menores ingresos, se verían forzados en su caso a realizar una erogación que desestabilizaría su vapuleada economía. El Simas, que está por la quiebra, no tiene la capacidad de fondear ese costo, y como no hay manera material de cambiar eso, pues se sigue surtiendo el agua con el maligno elemento y quienes lo tendrían que seguir tomando son los más pobres.

La cifra es cuarenta millones es muy considerable, el Gobierno del Estado de Coahuila ha informado que éste cubrirá y aportará esta cifra. Suena muy bien en apariencia, un orden de gobierno está cubriendo esta necesidad. Pero el problema viene de otro lado: la sobreexplotación de los mantos freáticos de La Laguna, provocada por el sector agrícola, y en específico, por los productores de forrajes para el consumo de ganado lechero. El arsénico se presenta en los pozos profundos, por su composición se asienta en el fondo y como los niveles bajan porque se saca mucho más de la recarga, pues el problema se acentúa.

Conagua tiene mucho que decir, el problema es grave. Cierto que muchísimo del desarrollo de La Laguna ha sido por el éxito lechero, orgullo de quienes aquí vivimos, pero debe haber equilibrio y desarrollo sustentable. No se debe admitir que por unos exitosos empresarios que dan fuentes de trabajo el ecosistema se vaya al traste.

El Gobierno del Estado de Coahuila ha sido muy efectivo en su función de gobierno en muchos temas - excepto el de seguridad- tal vez ahora pueda encabezar un movimiento inteligente para darle sustentabilidad al uso de los acuíferos de la Comarca, que por un lado la industria lechera y de derivados siga creciendo y desarrollándose, pero no a costa de la conservación natural del vital líquido. Haber qué pasa.

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