El día de ayer en las páginas de El Siglo de Torreón se publicó una noticia referente a una aparentemente extraña permuta que realizó el Gobierno del Estado con la empresa Fincas y Urbanizaciones El Águila. El intercambio se centró en que el Gobierno entregó a través de la Promotora Inmobiliaria para el Desarrollo Económico de Coahuila (Pideco), dependencia encargada de esos menesteres dentro de la administración pública coahuilense, terrenos con precio catastral por 52 millones de pesos, consistentes en un predio que tiene un área de 56.5 hectáreas situadas en el rumbo de Mieleras, con vocación industrial a pie de vías de ferrocarril, mientras a cambio recibió de la empresa particular un lote de 6 hectáreas con valor de 5.7 millones de pesos. El predio que recibió el Gobierno Estatal ubicado por el Manto de la Virgen, al oriente de la ciudad, será destinado para la construcción de un hospital de especialidades, que fuera anunciado por el gobernador Humberto Moreira apenas en enero pasado.
La operación además fue exenta del pago del Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles (ISAI), de competencia municipal, lo que aunque lógico, por tratarse de un asunto de Gobierno, el Municipio dejó de percibir alrededor de un millón quinientos mil pesos. Todos los costos y precios que se describen en la operación se obtuvieron en base a las tablas catastrales del año pasado.
Este trámite de condonación de impuestos está consignado en un oficio con fecha del 15 de enero girado por el director de Pideco, Armando García Narro, al alcalde Eduardo Olmos, donde se le solicita la exención del pago del ISAI. Cuando el presidente municipal fue cuestionado acerca de este hecho y de las motivaciones que tuvo para autorizar que el impuesto municipal no fuese cobrado, se escudó diciendo que lo hizo en aras de cobijar la inversión y fuentes de empleo que generará la construcción y operación del nosocomio. Habría que preguntarle a Olmos que si accede a condonarle al Estado 144 mil pesos de ISAI, que es lo que propiamente le tocaba a Coahuila, por qué finalmente le otorgó el beneficio al particular. En fin.
Es cosa común que los gobiernos tengan reservas territoriales con el ánimo del impulso industrializador para la generación de empleos y desarrollo. Asimismo, esas reservas son también en ocasiones utilizadas para desarrollo habitacional, así que de entrada no es tan inusual esos movimientos de terrenos, pero como siempre la forma es la que termina por no convencer y naturalmente genera suspicacias. De hecho, se mencionaba que el terreno, de carácter industrial, sería utilizado para la instalación de una planta biogeneradora de energía, pero eso está totalmente en el aire, no hay nada concreto.
Hasta el día de ayer no había información documentada donde se pudiese saber quiénes son los socios de Fincas y Urbanizaciones El Águila, por lo que es aventurado señalar al presunto beneficiario del intercambio de un bien inmueble tasado en alrededor de 6 millones, por otro que su precio estimado es diez veces mayor. Extra-oficialmente se dice que la compañía inmobiliaria es propiedad de un empresario de origen árabe muy versado en la comercialización de bienes raíces, que incrementan los motivos de que el hecho fuese moralmente válido (porque legal sí lo es de entrada).
Las reacciones han comenzado. David Aguillón, funcionario principal en la comunicación social del Gobierno, señala que el valor comercial de las 6 hectáreas donde será ubicado el hospital es de mil pesos metro cuadrado, por lo que la operación desde su punto de vista es equitativa. En tanto, representantes de cámaras empresariales señalan que esto ha sido un acto de cinismo en beneficio de un particular.
No es posible precisar si ciertamente el sitio donde será el sanatorio es de mil pesos por metro, pero ciertamente no es cien pesos como está en el catastro, de eso tiene razón Aguillón. El problema es que esto aunque tal vez sea benéfico y parejo para el erario, la manera de hacerlo definitivamente no fue la mejor, y la opacidad hace pensar que alguien se está beneficiando a costa de los ciudadanos. Hay que esperar que se aclare como se debe.
