¿Qué piensas cuando escuchas "México", cada vez que oyes hablar de la Revolución Mexicana, de la Independencia?
Aprovechando estas fechas próximas de celebración, debiéramos analizar cuáles fueron las ideas que dieron pie a estas luchas, así como valorar los resultados, o reformas, que se lograron.
Todos los días percibimos los sentimientos que la publicidad del Bicentenario nos ofrece. En la voz de Octavio Paz, "La Independencia es un hecho ambiguo y de difícil interpretación porque las ideas enmascaran a la realidad en lugar de desnudarla o expresarla. Los grupos y clases que realizan la Independencia eran los descendientes de los colonos españoles, colocados en situación de inferioridad frente a los peninsulares."
Un pueblo que defiende ideales propios, mezclados con ajenos. La efervescencia de un país que exige cambios profundos; pero, ¿qué encuentra a cambio? ¿La ascensión de los caudillos? ¿La instauración de una nueva estructura, de un nuevo orden social?
Ahora bien, ¿qué fue realmente la Revolución? "Fue un movimiento que no tuvo una gran significación social, aunque sí política; no fue una verdadera revolución, digamos que fue una revuelta, o una guerra civil por el poder...", explica el doctor Sergio Corona Páez, cronista oficial de la ciudad de Torreón.
"La revolución es inventada después, cuando se forma el PNR (Partido Nacional Revolucionario), y se comienza a trabajar en un sustento histórico que le dé legitimidad al gobierno que queda en el poder. Es ahí cuando se opera la gran transformación; Porfirio Díaz, que era un presidente muy admirado en su época por los mexicanos, se transforma en el malo de la película, porque de otra manera, ¿cómo puede justificarse que el Partido Revolucionario lo haya depuesto o luchado contra él? Tenía que ser un personaje terrible, un dictador, para permitir a quienes asumían el poder convertirse en 'salvadores de la nación'; es un discurso historiográfico que inicia en 1929."-nos confirma.
¿Y qué vino después? "Una dictadura de partido, que no se caracterizó precisamente por la apertura democrática. En realidad, eran muchos caudillos, peleando por diferentes causas a la vez. Lo que tuvimos fue un montón de movimientos coexistiendo en el tiempo, pero no en la ideología, ni en los métodos. Fue un estallido, un periodo de anarquía, donde el que gobierna es el que tiene la fuerza. Finalmente, no se puede decir que surja un proyecto de nación." -expone.
Algunos hablan de "un cambio de manos". Tenemos una clase media que intenta abrirse espacio, el sector más crítico, precursor intelectual e impulsor de los grandes cambios. ¿Una revolución fallida, inconclusa? ¿Qué fue la revolución de México?
Desde otra perspectiva, Octavio Paz, escribe en uno de sus ensayos: "El radicalismo de la revolución mexicana consiste en su originalidad, esto es, en volver a nuestra raíz, único fundamento de nuestras instituciones, la Revolución se convierte en una tentativa por reintegrarnos a nuestro pasado. O, como diría Leopoldo Zea, por 'asimilar nuestra historia', por hacer de ella algo vivo: un pasado hecho ya presente."
Un pasado que fue más justo para algunos, una nación que encontraba identidad en sus instituciones. Pero a cien años de ella, ¿cómo nos sentimos? ¿qué es lo que tendríamos qué celebrar?, ¿cuál es la razón para tener un día más de asueto?, ¿qué siente un mexicano al saberse parte de este marco ideológico y cultural?
Somos parte de un contexto histórico del cual extraemos perspectivas, juicios y opiniones. Somos pasado; sin embargo, a cada instante se nos presenta la posibilidad de decidir en el aquí y en el ahora, en palabras de Kierkegaard. Sin pasado no tendríamos identidad, pero sin presente, dejaríamos de ser.
En definitiva, no se trata de repetir o creer fehacientemente lo que nos dice la historia oficial, pues como expresa el Dr. Sergio Corona, no debemos confundir su significado. "¿Cuántas historias hay? ¿Existió una sola historia? ¿Cuál es la verdadera; la del pueblo, la de los terratenientes? La Historia no existe, lo que hay son narraciones, percepciones de cómo fueron los acontecimientos, pero siempre desde un lugar social, y eso es lo importante. Por eso no podemos ser terminantes y decir «ésta es la historia»".