EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Quemar billetes nuevos en viejas troneras

Hora cero

ROBERTO OROZCO MELO

Hoy celebramos la independencia de nuestro país. No es uno de tantos otros aniversarios, sino el número doscientos; dos siglos precisos y completos que desde antes ya veníamos conmemorando. Suponíamos que íbamos ver la celebración del "grito de independencia" a las 23 horas del día 15 de septiembre, tanto en el zócalo ¿central o centralista? del Distrito Federal, como en las recoletas plazas municipales, llamadas "de armas" en los más de dos mil ayuntamientos de la República, donde hace tiempo tienen lugar, a cargo del presidente de la República y de los alcaldes municipales las dramatizaciones anuales del "grito de la independencia".

Pero la empresa Televisa tenía sus propios planes y también la Presidencia de la República tenía los suyos. La televisión informaba que este aniversario no iba a tener la teatralidad usual en los anteriores "gritos", que no serían violados los horarios sacralizados, ni los usos y costumbres de los eventos recordatorios. Todo sería académico, diferente e innovador.

El presidente Calderón se había propuesto ir la mañana del mismo 16 de septiembre a Dolores, Hidalgo, (no en la noche del 15) a dar el 'grito de independencia' en el mero atrio de la parroquia a las diez de la mañana del mismo día; y como el inconmovible Cronos es el único en nuestras teogonías que no acepta las órdenes de la Presidencia, ni las de Televisa, esta santísima dualidad profana decidió que el ceremonial nocturno del "grito de la independencia" iba a ser cumplido en horario diurno el día 16 de septiembre; sería entonces cuando el licenciado Calderón Hinojosa gritara Viva México a las 10:00 a.m., y así la TV podría cubrir la gira del mandatario, marcada por las pautas publicitarias de la televisión y el Estado Mayor Presidencial. Finalmente hubo quienes podían ponerse de acuerdo sobre algo en este contradictoria país de marras...

Así que hoy, 16 de septiembre del año 2010, mientras nosotros, olvidados ciudadanos de la provincia mexicana, estemos sentados para almorzar un rico menudo norteño, podremos mirar a un tiempo en la televisión a don Felipe Calderón que irá de ida y vuelta a Dolores Hidalgo para pegar un "grito" mañanero, en donde lo pegó don Miguel Hidalgo y Costilla, hace doscientos años. Luego dará cuenta de un mensaje dirigido al pueblo mexicano y finalmente presidirá los eventos finales de las conmemoraciones bicentenarias.

El "casi" se justifica, ya que el verdadero cerrojo a las celebraciones será la tradicional parada militar en el paseo de la Reforma, Juárez y Madero hasta llegar al Palacio Nacional, donde verán la parada militar con la participación de varios cuerpos de diplomáticos y milicianos venidos de los países de habla hispana como embajadores de buena voluntad a dar un homenaje de honor a los mexicanos que festejamos los bicentenarios cuates, de liberad e independencia.

No serán estas jornadas de honor las más baratas para la caja de la República, pues quedó claro que el Gobierno mexicano gastó o va a gastar, sólo en las fiestas conmemorativas de la independencia y la revolución, más de tres mil y medio millones. (¿pesos o dólares?) en los coloreados juegos de pirotecnia sobre temas alusivos a la independencia mexicana y a la revolución maderista de 1910.

Menos, mucho menos pudieron haber gastado nuestras dadivosas autoridades federales si en vez de encargar este pueril divertimiento a Italia, Francia o España, lo hubieran encomendado a la pericia cohetera de los artífices de Hidalgo, Guanajuato, Oaxaca, Jalisco y otras entidades federativas que poseen y ejercen una clara vocación pirotécnica. Esto fue como quemar billetes con los nuevos billetes del Banco de México y echar las cenizas y el humo por las troneras de la cocina.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 558494

elsiglo.mx