De los tres porteros de la Selección Nacional que Javier Aguirre pretende presentar para la Copa del Mundo de Sudáfria 2010, Guillermo Ochoa es considerado el niño bonito, capaz de levantar a un equipo en los medios antes que en la cancha, pero para llegar al Mundial busca dejar esa imagen de lado.
De los tres porteros de la Selección Nacional que Javier Aguirre pretende presentar para la Copa del Mundo de Sudáfria 2010, Guillermo Ochoa es considerado el niño bonito, capaz de levantar a un equipo en los medios antes que en la cancha, pero para llegar al Mundial busca dejar esa imagen de lado.
El arquero del América quiere mantenerse como titular en el 11 de Aguirre por méritos deportivos y no por la imagen comercial, o simplemente porque algún sector piense que ya le toca. Un par de errores antes de esta concentración final han regresado a Ochoa a la tierra, para hacerlo entender “que debo trabajar mucho para ayudar al equipo y hacer realidad uno de mis sueños”, jugar una Copa del Mundo.
Guillermo Ochoa fue el tercer arquero de México de Ricardo Antonio La Volpe para la Copa del Mundo de Alemania 2006, aunque alternó banca con José de Jesús Corona en espera de un descuido de Oswaldo Sánchez, lo que nunca llegó. Hoy otros dos, Óscar Pérez y Luis Michel son quienes aguardan un descuido de su parte para entrar en su lugar y cubrir la cabaña del Tri.
“Es una competencia dura. Los tres arqueros que estamos aquí tenemos capacidad, por eso nos convocaron y no queda más que dar nuestro mayor esfuerzo. Nos llevamos muy bien, somos un grupo muy unido, pero estamos en competencia”, comentó Guillermo, ya más tranquilo tras aclarar que lo yerros cometidos en las últimas semanas no le afectarán de manera alguna para que lo que viene en su carrera.
Sin perder la serenidad con que llegó al encuentro con los micrófonos, Ochoa aseguró que “estoy tranquilo. Son gajes del oficio, es parte de mi posición y estoy pensando hacia adelante, positivo, en el Mundial. Estoy preparándome fuerte para las exigencias que se vienen”.
La presión que se ha acumulado en torno a su figura no inquieta a Guillermo Ochoa, quien ha vivido con algo similar desde que tomó la titularidad en el marco del América en el no tan lejano 2005, con menos de 20 años. Por eso es que el arquero tricolor, el que atrae grandes masas y es figura de diversas marcas comerciales, no se intimida, e insiste en que definitivamente probará que todavía tiene valor en lo deportivo.
“Me visualizo el día 11 (de junio) como titular. Por supuesto que tengo que pensar de esa forma. Trabajo día a día con esa mentalidad. Al final, el que decide quién juega es el entrenador, pero sería un error si no pensara así”, dijo, convencido de que su destino es defender la meta de México ante Sudáfrica en la inauguración del Mundial.