Que no falte. Beber dos o más litros de agua al día, aunque no exista sensación de sed, es importante para contrarrestar el fuerte calor.
Durante los días más calurosos, el organismo pierde alrededor de dos a tres litros de líquido a través del sudor, por lo que especialistas recomiendan mantener la hidratación.
Debido a las alteraciones climáticas, el calor se ha vuelto más extremo y durante los últimos días las temperaturas han sido muy elevadas, ante lo cual la población debe tomar en cuenta la importancia de ingerir agua aunque no se tenga sed.
La Secretaría de Salud recomendó a la población beber dos o más litros de agua al día, en pequeñas cantidades y de manera continua durante todo el día; sin embargo, no hay que sustituir el agua natural por bebidas azucaradas o alcohólicas, pues en el caso de estas últimas, aceleran la pérdida de líquidos porque actúan como diuréticas y por lo tanto, su efecto puede llegar a ser contraproducente.
Con la aparición del calor aumenta la sudoración como una forma de evitar el calor corporal.
Si las temperaturas se elevan mucho, se corre el riesgo de perder una cantidad considerable de agua corporal, lo cual puede llevar a la deshidratación.
En zonas húmedas este problema se agrava y por lo tanto el riesgo de deshidratarse es mucho mayor.
Otro de los riesgos, además de la deshidratación, es el llamado golpe de calor, el cual se favorece cuando el organismo de una persona no está lo suficientemente hidratado y además se expone a las altas temperaturas por periodos prolongados.
Tratándose de niños y ancianos, hay que extremar las precauciones, pues son estos grupos de población los más expuestos a sufrir la pérdida de líquidos en forma acelerada.