Recorre Dafoe el bien y el mal
Quién, sinoWilliam Dafoe, puede presumir estar en los dos lados de la balanza religiosa: ser un Jesús humano, con miedo a morir en la cruz o bien, un hombre que de la noche a la mañana se convierte en el Anticristo.
Lo primero lo consiguió en 1988 con la controvertida La Última Tentación de Cristo, deMartin Scorsese, que fue censurada o escondida en algunos países como México.
Como lo segundo se lo verá pronto en el filme Anticristo, del realizador danés Lars Von Trier (1956), que atomizó el Festival de Cannes en 2009. Willem Dafoe, el venerado actor de 54 años, uno de los mejores del mundo, lo ha conseguido “por su trasfondo perverso y la maquiavélica sonrisa de demonio que imprime en los personajes oscuros que le toca interpretar”, escribió el crítico Tomás Obregón.
Anticristo, dicen, es una de sus mejores actuaciones, aunque la película no haya convencido tanto a los expertos. Ahí, junto a la francesa Charlotte Gainsbourg (1971), encarna un matrimonio que intenta superar la muerte de su hijo pequeño, quien se arrojó por una ventana mientras ellos practicaban sexo.
Su método: encerrarse en una cabaña en el bosque y enfrentarse a sus miedos, que son muchos. Piernas atravesadas por enormes brocas, cuerpos desnudos gran parte del tiempo, eyaculaciones sangrientas y violencia sin miramientos son los ingredientes de esta película estructurada en capítulos y con un tono explícitamente religioso. La culpa, la purga y el martirio pueblan las escenas.
Tan sólo el bosque donde presuntamente pasa la historia, se llama Edén. “La naturaleza es la Iglesia de Satán”, dice la mujer a su esposo. ¿Y qué dice Dafoe respecto a las críticas obtenidas en el mundo? Guarda la calma. “La película utiliza el lenguaje de las películas de terror, pero crea otro tipo de expectativas en el público. Estamos frente a un filme que habla de relaciones humanas. Es un drama, una historia poética. Es difícil encontrar historias con tanto contenido adulto”.
SÓLO BUENAS HISTORIAS
Dafoe, quien tiene siete hermanos y fue atrapado desde pequeño por la actuación (dejó la preparatoria y se enroló con una compañía teatral itinerante), es alguien que ama las buenas historias, que le exijan explotar sus cualidades naturales de actor, que consolidó con un grupo de performance. “El 80 por ciento de mi tiempo lo dedico al teatro, lejos de Hollywood. Vivo y trabajo en Nueva York. Allí están mi familia, mis amigos y mi trabajo.
“Uno hace películas por muchas razones, pero principalmente porque ama la interpretación. Arte, viajes y dinero son buenas razones.
Me gustan las tres, no lo puedo negar, pero no son lo importante”, dijo a un diario español en 2009.
El actor dijo sí a Scorsese cuando el director le pidió que encarnara a un humano Jesús de Nazareth.
Un Cristo que embarazaba a María Magdalena en un filme que jamás llegó a los cines en México. Algunos profesores se hacían de alguna copia pirata en universidades y la proyectaban en secreto a sus alumnos.
Cuando salió oficialmente en VHS, comercios evitaban ponerla en sus anaqueles.
Dafoe siempre se mostró sorprendido por la reacción frente a su trabajo.
“El placer del cambio consiste en dar una mirada alrededor tuyo y buscar novedades que te renueven.
No hago distinciones entre los personajes. No hay mejores y peores. Cuando interpreto al bueno, trato de encontrar su lado malo. Y cuando interpreto al malo, hago lo contrario”, dijo en una ocasión, aunque han sido los personajes oscuros, con suma complejidad psicológica, los que le gustan y han dado su sello.
‘MALO’ POR NATURALEZA
Fue el militar Elías en Pelotón; fue el desquiciado mafioso en Érase una Vez en México, un chupasangre de uñas largas en La Sombra del Vampiro, por el cual estuvo postulado al Globo de Oro y al Oscar; el maniático Duende Verde en El Hombre Araña.
Él mismo se ha definido como un antiintelectual, tan sólo interesado en aquellos autores que conectan con una percepción de la realidad contemporánea, preferentemente urbana, sumida en un debate moral permanente en donde pasan cosas.
Si bien no desprecia el dinero, la fama y los viajes, su pasión irrefrenable consiste en “actuar y actuar”.
Hace unos años, Dafoe estuvo a punto de ingresar al cine mexicano con el proyecto Amapola, sobre la historia del narcotráfico en México, el cual finalmente no se pudo levantar. El actor estaba emocionado por interpretar a un estadounidense que tenía que ver con todo eso. Era oscuro, pero a la vez humano y controvertido. Como a él le gusta.