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Recuperemos el río y mejoremos la calidad del agua

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Durante los últimos años he tenido la oportunidad de asistir a diversas reuniones que celebran organismos conservacionistas internacionales como World Wildlife Fund (WWF) y The Nature Conservancy (TNC), donde se analiza la situación de las cuencas hidrográficas y sus ríos; en ellas he observado cómo al comentar sobre el estado de la cuenca de los ríos Nazas-Aguanaval se le identifica por el estado de deterioro en que se encuentran sus recursos naturales por la fuerte presión que sobre ellos ejercen sus principales dueños, usuarios o concesionarios.

Es lamentable que esta situación haya ocurrido en tan poco tiempo, quizá poco más de una centuria, pero más preocupante resulta que quienes vivimos en este espacio geográfico no nos hayamos dado cuenta de la gravedad de las cosas de modo tal que al conocer la visión y percepción que tienen organismos como éstos todavía nos sorprendamos. Al respecto, debo reconocer que durante mucho tiempo mi percepción sobre estos hechos fue en gran parte fragmentaria y que, por consecuencia, no podía levantar la vista sobre el horizonte para dimensionarlos.

Tal es el caso del problema de salud que enfrentaba hace un cuarto de siglo las personas que vivían en comunidades rurales periféricas de región, entonces escuchábamos las denuncias de pequeños grupos civiles de Torreón sobre la injusta situación por la que atravesaban cuando ya se escuchaba de las primeras mutilaciones a consecuencia de la ingesta acumulada de agua contaminada con arsénico o de los primeros casos de cáncer asociado a ella. Sin embargo, al igual que gran parte de la gente de La Laguna, veía este fenómeno muy lejano a la vida que uno llevaba, no pasando por mi mente que este problema de salud pública se pudiese generalizar entre la población, y menos entre la que vive en la hoy llamada zona metropolitana.

En aquellos tiempos en que recién egresaba de la universidad ya se hablaba de la sobreexplotación del acuífero, a la vez de que se asociaba, aunque no tan contundente, esta cuestión con el hidroarsenicismo, como hoy sucede. Entonces sólo algunas personas hacían tales señalamientos, pero no eran lo suficientemente escuchados, quizá por que no eran expertos en la materia o por que la información que poseían era insuficiente como para convencer a propios y extraños, pero lo cierto es que tenían razón.

Actualmente sabemos con información más completa y explicaciones mayormente convincentes, que la principal causa en el deterioro del agua extraída del acuífero principal granular obedece al pésimo manejo que le hemos dado a este recurso, el cual si bien ha permitido generar y abrazar importantes fortunas al usarlo en diversas actividades, particularmente las agroganaderas que a la vez han generado empleos, ha sido a un costo ambiental, y ahora también social, que estamos pagando, lamentablemente, muy alto.

Ciertamente, a algunos miembros de mi generación esto nos preocupa y no tanto por estar buscando culpables, sino soluciones, sobre todo viables, y una de ellas es buscar formas de recarga del acuífero, particularmente donde se concentra la población lagunera. En colaboraciones anteriores ya hemos planteado que el problema del arsénico en La Laguna es sólo la punta del iceberg sobre el cual subyace la problemática mayor y compleja del manejo del agua en la cuenca de los ríos Nazas-Aguanaval, como también hemos insistido aquí y en las mesas de diálogo que tenemos con los tomadores de decisiones sobre la gestión y uso de este recurso, es decir, de los funcionarios de la Conagua y de algunos grandes usuarios, que una de las soluciones viables es recuperar el caudal ecológico de manera permanente sobre el cauce del Río Nazas en el tramo que atraviesa la zona metropolitana.

En esta ocasión insistimos en esto por que parece que persisten los oídos sordos a considerar su viabilidad, ya que si bien no es una solución definitiva ni tampoco para el resto de la población que vive en comunidades rurales, quizá ni siquiera para toda la población urbana, no deja de ser una propuesta viable. Es por ello que quienes participamos en la coalición de grupos civiles expresada a través de Encuentro Ciudadano Lagunero, volvemos a poner en la mesa esta propuesta de recuperar nuestro río aunque sea tan sólo en una parte de su trayecto, y con ello creemos podría mejorarse la calidad del agua que extraemos para usos domésticos.

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