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Recursos de los ciudadanos de Torreón para la gestión ciudadana de Jimulco

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

El miércoles pasado y ayer martes asistimos a las sesiones de la Comisión de Ecología del Cabildo torreonense, para ser testigos y parte de la presentación de dos propuestas de trabajo sobre cómo administrar la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, una presentada por la Dirección de Medio Ambiente del Municipio y otra por la Fundación Jimulco, donde fue posible observar notorias diferencias en la visión, conocimiento, experiencia y claridad de la problemática de esta área natural protegida.

La semana pasada se presentó una idea, más que propuesta de trabajo, de las acciones que el nuevo Gobierno Municipal pretende empezar a realizar para conservar la biodiversidad albergada en ella y apoyar a la población residente en sus comunidades, denotando con ello que el titular de Medio Ambiente, extraído del medio académico universitario, está tratando de entender la problemática asociada a estas dos cuestiones ante la cual su asistencia intermitente al área durante los últimos años no le proveyó de información suficiente para elaborar y emprender un plan de trabajo coherente y vinculado a esas comunidades.

Lamentablemente, además de la escueta idea expuesta ante los regidores, cayó en aberraciones como considerar una aberración promover un programa de equidad de género en esas comunidades, cuando hoy en día esta cuestión es uno de los ejes centrales que nacional e internacionalmente se implementan no sólo en áreas naturales protegidas, sino en los demás espacios públicos del país por los acuerdos internacionales que México ha suscrito, de la misma forma que lo hizo para proteger la biodiversidad existente en nuestro territorio; además, es un programa consensuado con los representantes de los ejidos, en su mayoría de género masculino, y las familias de las y los participantes en él. Este programa se inició en esta Reserva Ecológica de manera formal desde julio de 2008 y quizá es de las pocas donde como tal exista, y que a pesar de su corto tiempo presenta resultados exitosos, por ello y por todo lo anterior resulta aberrante cuestionarlo.

En contraparte, el director de la Reserva Ecológica, apoyado por la Fundación Jimulco como por una gran parte de los ejidos, grupos ejidales y de mujeres del área protegida, un laborioso y honrado profesionista originario y residente en una de sus comunidades, con un sólido respaldo que le otorgan las universidades, ONG's, cámaras empresariales y servidores públicos del sector ambiental, presentó conjuntamente con los demás integrantes del capacitado y experimentado equipo de trabajo que durante los últimos tres años ha administrado el área, una síntesis del Programa Operativo Anual (POA) que reúne la suma de esfuerzos emprendidos por la diversidad de actores ciudadanos involucrados en la gestión de este espacio protegido, y estrechamente vinculados con las comunidades.

Esta última propuesta de trabajo presenta, además de un programa coherente y atinado del conjunto de actividades realizadas para conservar la biodiversidad y apoyar el desarrollo (pero no como término sólo, sino como desarrollo local sostenible) de las comunidades, claros y concretos resultados que han permitido proteger la fauna y flora nativas de este reservorio natural, a la par de procesos de gestión comunitaria en los que participa la población en la selección, elaboración, gestión y operación de proyectos y acciones tendientes a mejorar sus condiciones de vida, a diferencia de las prácticas clientelares e impositivas que todavía implementan algunas oficinas de Gobierno.

En Jimulco se viene realizando una gestión ciudadana desde y con las comunidades del área, la cual se ha propuesto e implementado desde la sociedad con apoyo gubernamental, la mayor de las veces regateado por los funcionarios en turno a pesar de que los fondos asignados provienen de los ciudadanos de Torreón, y donde los actores urbanos que colaboramos no nos hemos involucrado en ella sólo somos facilitadores porque queremos que la población de sus comunidades se comprometa a cuidar esa riqueza biológica que a la población urbana nos beneficia por los servicios ambientales que nos presta, pero para ello también debemos apoyarles con la finalidad de que tengan mejores opciones de trabajo e ingreso, particularmente asociadas a la conservación.

Tal parece que esta experiencia en la que se presentan dos visiones sobre Jimulco denota diferencias marcadas: de un lado, por la improvisación e intento de hacer algo a ver qué sale, y del otro, por una experiencia responsable y viable que desde la sociedad se le propone al Gobierno Municipal acompañe con una fracción de recursos públicos equivalente al 0.1 % del presupuesto municipal, pequeña con relación a los que se gestionarán y canalizarán por la Fundación Jimulco de fuentes de financiamiento adicionales como son otras entidades oficiales, fondos ciudadanos e internacionales, o los que el mismo Municipio ahora sí asigne a través de otras de sus oficinas, sobre todo para remontar los rezagos sociales ahí existentes.

Lo que la Comisión de Ecología, el Cabildo y, en sí, el Gobierno Municipal tiene que resolver es si reconoce a la Fundación Jimulco como un organismo ciudadano que administre esta área natural protegida y entonces la gestión ya no será sólo ciudadana sino también gubernamental, es decir, una cogestión que se traduce en un acompañamiento de la sociedad a la gestión pública municipal, o en su caso decidirá realizar esa gestión sólo menospreciando una oportunidad que quizá otros gobiernos quisieran tener.

Esperemos que en esta primera instancia los regidores valoren esa oportunidad.

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