REDES SOCIALES: RIESGO LATENTE A SIMPLE VISTA
En Estados Unidos, cuatro de cada cinco procesos de divorcio involucran en el juicio algún contenido publicado en las redes sociales, de acuerdo con la Academia Americana de Abogados de lo Matrimonial.
La red social Facebook es la que encabeza el desglose, con el 20 por ciento de los casos. Es también en la que se encuentran las evidencias más contundentes en los casos comprobados de engaño.
No hay un estudio similar para nuestro país; sin embargo, es innegable que los problemas estadounidenses se replican cada vez más en México, como vecino más cercano y casi tradicional seguidor de sus costumbres..
No se puede cuestionar la funcionalidad y valía que las redes sociales han alcanzado en la llamada era digital; sin embargo, sus beneficios empiezan a ser opacados por varias dificultades, en las que aparentemente nadie reparó cuando fueron creadas.
Hay ciertas características que, al menos en México, parecen perjudicar más de lo que ayudan.
Medios de comunicación de prácticamente todo el país relatan decenas de historias en las que el vehículo para contactar a personas secuestrables fue precisamente el "libro de las caritas". En Durango, por ejemplo, se relató el caso de Pedro Sánchez, un joven secuestrado y muerto luego de que una mujer lo contactara mediante la red social; fue después de una cita "a ciegas" que se perpetró el ilícito.
Hacerse de "amigos" en la red social no es nada difícil. Una chica llamada Karen -por referir un caso- originaria de Durango y estudiante del Instituto Tecnológico, tiene una lista de contactos que está por llegar a las 4 mil 800 personas. ¿Las conocerá a todas? Luce improbable.
En su apartado de información personal, la joven indica el lugar en el que estudia, sus principales gustos y el nombre de su pareja sentimental.
Esos miles de contactos tienen acceso, además, a mil 658 fotografías personales, a través de las cuales se pueden conocer detalles de la casa en que habita, nombres de sus familiares y amigos más cercanos, así como lugares que frecuenta.
En su muro, como se llama al segmento principal de este tipo de cuentas, "avisa" de actividades futuras, como asistencia a antros o reuniones privadas, especificando lugares, horas y acompañantes.
Con el simple hecho de convertirse en su amigo de Facebook, un delincuente sabe absolutamente todo sobre Karen.
Recientemente se han incorporado a la red herramientas de ubicación geográfica, con un grado de detalle que alcanza la dirección exacta en que una persona se ubica.
Una de éstas, llamada Foursquare, es ya utilizada por varias centenas de duranguenses que utilizan servicios de internet móvil a través de aparatos telefónicos. Al llegar a un lugar, "checan" su ingreso, indicando su ubicación exacta: más datos funcionales, si de cometer un delito se trata.
Nuestra presencia web se encuentra fuera de control y hoy la mayoría de quienes utilizamos redes sociales nos hemos converido en vulnerables ante la etapa violenta que viven el país y el estado.
Aunque pareciera una responsabilidad única de los usuarios, lo cierto es que también las autoridades deben asumir un papel.
La carente educación para los medios informáticos nos ha llevado a una cultura de la desprevención. No advertimos lo que podría ocurrir.
En una época en que las redes sociales se popularizan a pasos agigantados entre niños y adultos, se abre la oportunidad para que padres y entes gubernamentales intervengan para hacer de la nuestra una sociedad más pensante y previsora, pues de verdad hace falta.
Ojalá que ninguno de los 4 mil 800 contactos de Karen tenga malas intenciones.