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REFLEXIONES DEL ATARCEDER

MANUEL MUÑOZ OLIVARES

ALGO... DE LOS GENIOS MALAGRADECIDOS

Maldita ciudad mal agradecidos sean todos, me voy, ojalá me olviden como yo los olvidaré.

Con estas exclamaciones de furia y desaliento se despidió para siempre de su amada Florencia, el más grande de los seres que ha dado la humanidad. Fue el brillante de los seres con los mayores atributos de generosidad y sapiensa, que ahora ni un ser humano ha podido igualar, él se llamó Leonardo Da Vinci.

Al recordar a este genio, sucedió algo cerca de 68 años, cursaba mis estudios superiores en la Escuela Secundaria Preparatoria 18 de Mayo en Gómez Palacio, Durango. Entonces decoraban sus muros varios pintores, entre ellos el maestro Manuel Guillermo Lourdes.

El pintaba unos muros que están sobre la escalinata del segundo piso. Tenía unos tablones que sostenían el andamio donde le servía para alcanzar la parte alta donde decoraba el muro.

Yo pasaba horas viendo pintar, en un momento inesperado cierto día se le cayó un pincel y viendo que se iba a bajar a recoger su pincel me adelanté y se lo limpié a la vez que se lo entregaba, entonces me dijo → → Chico tú tomas clases aquí, sí le dije afirmativamente, porque he visto que aquí a diario estás. -Sí maestro es que me gusta ver más lo que pinta que las clases. Qué acaso tú pintas, -sí maestro, pero son cosas de mi pueblo, casi sin importancia.

Otra vez que vengas, trae lo que haces, me gustaría ver lo que pintas.

Yo había pintado en la iglesia de mi pueblo, guardas el estudio que esperaba que me encargarían para el Bautisterio. Así que de inmediato al segundo día le mostré al maestro mis dibujos de las cabras, cerdos, gallinas y además rincones de nuestra Plaza de Armas y desde luego mi cuadro en óleo del Bautisterio. Todo lo vio detenidamente y me preguntó. → → Con qué maestro has tomado clases. Con nadie maestro, entonces me dio un abrazo, al mismo tiempo que me decía, tú eres mi Leonardo Da Vinci.

Debo de confesar que pasaron años para saber quién era la persona que mencionaba.

Cuando mi esposa viajó por segunda vez a Europa, estábamos en Florencia y quería conocer Pisa, casi a mitad de camino le dije que íbamos a llegar a Vinci, se alegró y dijo que quería saber dónde había nacido Leonardo, porque le había contado el suceso del maestro Lourdes.

Cuando vio Vinci, dijo: Así que aquí nació con el que te compararon No Leonardo Da Vinci nació, allá mas delante. Él era hijo ilegitimo, su madre fue de la servidumbre de esta casa.

Que a pesar de tener esta placa, sí vivió algunos años con el que fue su padre que lo mandó a la escuela a educarse y viendo su facilidad para el dibujo lo mandó a Florencia y allí se destacó y lejos de admirarlo como pintor, causó envidia entre los artistas de Florencia y tuvo que sufrir desprecios y lo juzgaban como un ser nocivo indigno de ser florentino.

Mi esposa calló y replicó que mi maestro me hubiera comparado con Leonardo porque yo sí tengo una gran familia y tú sabes que todos te queremos y te admiramos.

Claro que mi mujer no pensó que esa comparación. Mi maestro se refería el que yo hubiera logrado hacer obras sin estudio y el haber destacado en lo más bello, que es el arte.

Claro que no soy un genio, soy uno que ha luchado más de 68 años de mi vida para lograr lo que soy.

Tlalpan D.F. 2009

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