Mientras que el Simas enfrenta una cartera vencida calculada en 282 millones de pesos y un adeudo a proveedores de más de 40 millones.
Mientras que el Simas enfrenta una cartera vencida calculada en 282 millones de pesos y un adeudo a proveedores de más de 40 millones, alrededor de 680 trabajadores de la empresa descentralizada, entre sindicalizados y de confianza, no pagan el agua que consumen en sus casas.
Lo mismo gerentes que personal administrativo, empleados de las áreas técnicas y de cuadrillas que reparan fugas en la calle, gozan de este privilegio desde hace años.
La empresa les regala el agua y sólo en los casos en que excedan de 50 metros cúbicos por mes, les facturara el excedente. Con el límite de consumo que les fija la empresa abastecedora de 50 metros cúbicos, bien pueden tener una alberca en su casa.
Esta cantidad de agua que se les obsequia a los empleados de la abastecedora equivale a cinco pipas de agua de 10 mil litros cada una o a la capacidad de una pipa de leche. Y es que de acuerdo con empleados de la empresa consultados al respecto y que solicitaron se omitiera sus nombres, “el promedio de consumo de una vivienda normal, donde vivan los padres y tres hijos, se calcula entre 20 y 25 metros cúbicos al mes”.
En tanto que el Simas brinda esta prestación para sus empleados, es exigente con los usuarios que sí deben pagar.
Por ejemplo, las personas de la tercera edad que financia con el descuento del 50 por ciento de su consumo de agua, tienen que pagar mensualmente y aunque apenas se pasen un día de la fecha de vencimiento, de inmediato se les corta el suministroyaparte se les cobra la reconexión.
Administrativamente, el Simas expide mensualmente 680 recibos para igual número de empleados donde se consignan los datos normales, pero los renglones sobre el consumo y su costo aparecen en ceros. Otra de las prestaciones que brinda el Simas a sus trabajadores es que del porcentaje de ahorro que les retiene, durante el año, al finalizar les duplica el monto.
El Simas se ha caracterizado siempre por los sueldos elevados para sus trabajadores. Por años, los gerentes generales llegaron a ganar mayor sueldo que el del alcalde, el último en gozar de este beneficio fue Fernando Alatorre Dressel, durante el Gobierno de Guillermo Anaya.
Fue hasta la Administración de José Ángel Pérez, que se acordó reducir el sueldo del gerente y colocarlo al nivel de los directores generales. Cabe citar que el Simas Rural, dependiente del Estado, también otorga este beneficio a sus trabajadores.
