E Ste relato que a continuación transmitimos está basado en hechos reales con algunos cambios en nombres y circunstancias para proteger identidades. Cualquier semejanza con la vida real es probable que no sea una mera coincidencia. Dice así:
"Mi nombre es Ismael y mi vida se ha vuelto ingobernable desde que me convertí en un adicto a la tecnología.
"Nunca fui amante de los aparatos electrónicos hasta que adquirí mi primer celular y después mi primera laptop a principios de los años noventa.
"Hoy dedico casi todo el día al uso de la tecnología. Soy miembro de cuanta novedad ha salido: My Space, Facebook, Twitter, Linkedin, Google Buzz, Skype, etcétera.
"Pago varios miles de pesos al mes para cubrir las cuotas de mis celulares, digo celulares porque tengo un iPhone, un Blackberry y un radio Nextel, este último para hablar con mis cuates de diferentes ciudades de México y Estados Unidos.
"Me he convertido en un adicto de la tecnología y la disfruto enormemente, siempre y cuando no falle o no pueda usarla como sucede en los vuelos de avión o durante la noche. En ambos caos sufro ansiedad, frustración y largas horas de insomnio.
"Me di cuenta de mi enfermedad hace unas semanas cuando detecté que mi hija Natalia padecía el mismo problema o quizá todavía peor que el mío.
"Bien dicen que las adicciones como el alcoholismo, la drogadicción y hoy sospecho que también la tecnoadicción, son enfermedades incurables, progresivas y mortales. Pero además son contagiosas y hereditarias como ocurre en el caso de mi hija.
"La otra mañana la vi que entraba y salía a la cocina en busca de una bolsita de plástico de las llamadas ziploc. Después de varios minutos de verla angustiada le pregunté para qué la quería y por qué tanta desesperación.
"Me contestó que las usa para cubrir su celular y usarlo en la regadera para enviar y recibir mensajes de textos, los famosos SMS. Me caí para atrás del susto y le sugerí que tomara una ducha rápida. "Imposible papá, no puedo perderme ni un minuto de mensajes".
"Aparte de celulares, laptop, mi iPod, televisión, radio, stéreo y DVD, poseo una tableta Kindle de Amazón y una Palm, todas con los programas más novedosos.
"Tengo listos los 499 dólares para adquirir una pantalla iPad, sueño con ella desde que Steve Jobs de Apple la dio a conocer. Confieso que la compraré con ahorros que mi esposa y yo teníamos para los tenis de mi hijo y el pago de su colegiatura del último trimestre del año.
"Pero quiero ser uno de los primeros 18 millones de tecnoadictos en disfrutar este nuevo aparato que según los expertos recuperará el placer por la lectura de libros, periódicos, revistas, fotos y los anuncios. Además viajaré con ella sin necesidad de cables para conectarme porque será perfectamente inalámbrica y muy liviana.
"Cada vez me cuesta más trabajo estar alejado de la tecnología. El domingo pasado mi mujer me regañó porque me puse a contestar mensajes en la misa, pero se imaginan ¿cómo no opinar sobre el último partido del América?
"Dicen los expertos que esta adicción produce bajo rendimiento en el trabajo, aislamiento social, sedentarismo, insomnio y dependencia, pero ¿qué hacer a estas alturas cuando mi vida y mi mundo social dependen de la tecnología?
"¿Cómo dejar a mis 2,450 contactos de Facebook, a mis 420 amigos del SMS, a mis cientos de seguidores en Twitter y mis mensajes personales por Blackberry?
"¿Cómo irme a dormir cada noche sin revisar en mi laptop -y próximamente en mi iPod-mis mensajes, las noticias de última hora, los cambios en el clima y los comentarios de mis cuates?
"Mi esposa me dice que solicite ayuda y acuda a grupos de adictos, pero no tengo tiempo para ello ni dinero. Lo que necesito es un mejor trabajo para adquirir más novedades tecnológicas. No me quiero ir a la quiebra, necesito estar al día, ¿alguien sabe de un empleo para un tecnoadicto?"