Durango
El pueblo de México vive una creciente superficialidad en su experiencia de fe y una religiosidad popular sumamente confusa que lleva de manera rápida y directa a las supersticiones e idolatrías.
Así lo percibe Enrique Sánchez Martínez, obispo Auxiliar de Durango, quien refiere que la situación de violencia e inseguridad sigue en el país y la entidad.
"Somos un pueblo profundamente religioso, que tiene fuertes manifestaciones de vida de fe y de vinculación con la comunidad cristiana, como la vivencia de los Sacramentos de Iniciación, especialmente el Bautismo y la Eucaristía", manifestó.
Por otro lado, es claro que el ambiente de violencia denota una pérdida del sentido de Dios y lleva al desprecio de prójimo.