Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia, realizan labores de conservación de la milenaria muralla de la Zona Arqueológica de Chichen Itzá, cuya construcción de remonta aproximadamente al año 900 d.C, que en la época prehispánica sirvió como barrera defensiva, de la antigua ciudad maya. (El Universal)
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) investigan y restauran la milenaria muralla de la Zona Arqueológica de Chichen Itzá, cuya construcción se remonta alrededor del año 900 d.C.
Los trabajos iniciaron hace un año con el propósito de devolverle a la muralla su antigua apariencia y determinar su relación con el Gran Juego de Pelota.
Recientemente concluyó la segunda etapa, en la que se hallaron materiales cerámicos, líticos y restos de conchas marinas que sirvieron como relleno de la muralla, y en marzo próximo inicia la tercera fase, indicó el INAH.
Las labores de este 2010 se enfocarán a comprender los aspectos arquitectónicos relacionados entre el muro y el Gran Juego de Pelota, en la porción noroeste del área, denominada la Gran Nivelación.
El extenso muro circunda las seis hectáreas del área donde se ubican los más importantes edificios de la antigua ciudad maya Y fue construido para proteger la parte central de la ciudad.
También se uso como límite restrictivo al área cívico-ceremonial para la sociedad maya común, donde se encuentran los más emblemáticos edificios: El Castillo, Templo de los Guerreros y el Gran Juego de Pelota, este último con una altura de más de 15 metros y que habría tenido también una función defensiva ante una invasión.
El arqueólogo Rafael Cobos, responsable del proyecto de investigación, informó que la restauración de la muralla se lleva a cabo bajo la técnica denominada anastilosis, que consiste en colocar en su sitio original aquellos elementos arquitectónicos dispersos en el área y que no existe duda de su procedencia.
Los especialistas no están reponiendo ningún material que no se encuentre in situ, por lo que la restauración en algunos tramos parecería estar incompleta.
"Daremos continuidad a esta investigación que está arrojando importantes datos arqueológicos sobre la relación de estos dos imponentes elementos arquitectónicos (la muralla y el juego de pelota)", indicó Cobos.
El arqueólogo Rodolfo Canto Carrillo, quien desarrolla la investigación para discernir algunos cuestionamientos sobre la extensión, antigüedad y usos de la muralla, comentó que esta pared que protegía el centro neurálgico de la ciudad no es continua y existen límites naturales en el terreno, como depresiones, rejolladas y hondonadas que sirven como frontera.
"Es importante que concluyamos la investigación de la muralla dentro del Gran Juego de Pelota, porque aparentemente el muro fue desmantelado para dar paso a la construcción de la cancha, alrededor del año 1000 d.C. Esta hipótesis corroboraría que este juego de pelota, el más grande de Mesoamérica, fue la última gran obra constructiva erigida en el núcleo de Chichén Itzá", informó.
La muralla fue edificada, en una primera fase, en la primera mitad del siglo X de nuestra era; posee tres etapas constructivas que se distinguen por su estilo arquitectónico, sus variantes que abarcarían un rango de 100 años se deben, probablemente, a un importante cambio político o ritual, como la ascendencia de un nuevo gobernante.
También tuvo modificaciones posteriores, que se ha calculado que ocurrieron hacia finales del siglo X o principios del XI.
"Por la forma en que el muro está construido y distribuido, su función no únicamente fue defensiva, también fue de uso restrictivo para la gente común que no podía acceder al núcleo de la ciudad.
Podemos observar restos de andadores y pasillos por fuera y sobre la muralla, y que contaba con cierto número de accesos", aseguró el especialista.