En julio de 2006, Biodesert asumió la administración de la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, reto nada fácil si se consideraba que se le asignaba esa responsabilidad producto de una controversia con el entonces Gobierno Municipal y que, si bien era el grupo ciudadano que venía acompañando la gestión de esta área natural protegida (ANP), se carecía de la infraestructura física y dinero para asegurar la conservación de dicho lugar, teniendo como único capital el conocimiento y la voluntad para intentar hacerlo durante el tiempo que duró el convenio que suscribió y mediante el cual se le transfirieron recursos de los ciudadanos de Torreón.
Pero la conservación de la biodiversidad en Jimulco, como en otras ANP's, no es una cuestión sencilla porque está sujeta a la interacción de una amplia diversidad de actores sociales e institucionales que confluyen en el área con necesidades e intereses que pueden ser distintos, conformados por la propia población residente en sus comunidades como la foránea. De entrada, en Jimulco se observa la paradoja de ser un área que alberga una importante riqueza biológica pero que su población se encuentra en pobreza social, por lo que conservar la primera depende en gran parte de que se supere la segunda, porque la conservación no es posible si no participan en ella los dueños de los terrenos y sus familias que conviven diariamente en ese entorno.
Ante esta realidad, quienes nos involucramos en este proceso ciudadano-institucional y como parte de un esfuerzo conjunto diseñamos un modelo de gestión que facilitara la participación de ambos segmentos de población, la local y la externa. Para establecer este modelo se crearon primero las disposiciones normativas formalizadas por el Gobierno Municipal, como la Declaratoria de ANP y los Reglamentos, y las directivas como el Plan de Manejo, que institucionalizaran las estructuras que le regirían: la administración, el consejo asesor y la organización de los dueños de los terrenos, lográndose esto en casi cuatro años.
Pero el modelo tenía que funcionar mediante los Programas Operativos Anuales (POA's), proceso que se ha visto interrumpido por diversas controversias como la que surge al inicio de la anterior administración municipal y que obliga a transferir la administración a la ONG Biodesert, el conflicto laboral y mediático con dos de sus empleados que buscaron desplazar a ésta pretendiendo el manejo de los recursos que el Municipio asignaba para tal fin, la asignación inconsistente de esos recursos por el Gobierno Municipal que afectó las actividades realizadas, las dificultades con algunos representantes ejidales indispuestos a operar adecuadamente los recursos que se gestionaban para sus comunidades, y otros factores.
El modelo de gestión diseñado y medio operado en Jimulco se basa en facilitar la participación de los núcleos y grupos ejidales o de mujeres en acciones que les generen ocupación e ingresos asociadas a la conservación de su entorno natural: los ecosistemas, hábitat y especies que se encuentran en buen estado y permiten los procesos ecológicos que a su vez prestan los servicios ambientales de los cuales nos beneficiamos toda la población lagunera, tales como la recarga del acuífero, captura de CO2 y la misma conservación de la biodiversidad, amén de otros como los económicos o recreativos. La propuesta de trabajo se basaba en el diálogo que se establece con las comunidades en las que éstas se comprometen a conservar sus recursos naturales como moneda de cambio ante el Gobierno y la sociedad, para obtener apoyos que les ayuden a reducir los rezagos sociales en que se encuentran, un intercambio muy justo en el que todos ganamos porque lo que ahí se promueve es el desarrollo local sostenible de dichas comunidades a la par del cuidado de la naturaleza.
Pero estos dos últimos propósitos requieren la participación de actores sociales e institucionales externos a las comunidades, que colaboremos y nos comprometamos de manera responsable para cumplirlos, algo que sólo se puede lograr si sumamos esfuerzos. Es por ello que desde que se busca declarar Jimulco como ANP municipal, se planteó la posibilidad de ciudadanizar su gestión, es decir, que la sociedad abrace este proyecto bondadoso y lo apoye conjuntamente con las entidades oficiales, lo cual implicaba que sólo de inicio el Gobierno Municipal en turno la administraría pero que después se le transferiría a un organismo más amplio y representativo que se comprometería a conservarlo y apoyar las comunidades del área, que su manejo no fuera sólo responsabilidad de una oficina de Gobierno o de un grupo civil como Biodesert.
De este esfuerzo ciudadano-institucional conjunto que busca trascender la temporalidad de los gobiernos en turno, sea cual sea su filiación política y sin pretensión de conflicto con éstas en la medida que se traza objetivos de largo plazo en beneficio de los torreonenses y los laguneros, organismos empresariales como la Coparmex-Laguna, las delegaciones de Canacintra de Torreón y Gómez Palacio, instituciones de educación superior como el Tecnológico de Monterrey, las Universidades Antonio Narro y Autónoma de Coahuila, oficinas de Gobierno del sector ambiental, las asociaciones civiles ProDefensa del Nazas y Biodesert y, en particular Sierra y Cañón de Jimulco, respaldada por los ejidos del ANP, acordamos el 05 de junio del año pasado, el Día Mundial del Medio Ambiente, constituir la Asociación Civil Fundación Jimulco, como el organismo que exprese esa ciudadanización de la gestión de esta reserva ecológica municipal, determinación acorde con los propósitos nacionales e internacionales, pero sobre todo locales, de cuidado del ambiente.
En este entorno, Biodesert administró esta ANP durante tres años, por lo que es importante también conocer los aciertos y desaciertos, logros y la agenda pendiente a la que habrá de darse continuidad y mejorar de este bondadoso proyecto, algo que trataremos de resumir en la siguiente colaboración.